Tuve sexo salvaje con la mi profesora y fue tan caliente. Nunca antes había tenido sexo salvaje en mi vida, y confieso que lo disfruté mucho. Sobre todo porque se hizo con una madura caliente y muy traviesa, fue el momento más intenso que he tenido en toda mi vida. Nunca pensé que algún día tendría sexo con mi maestra. No es nada bonita, pero eso no me importaba, solo quería follarme a mi profesora.
Su nombre es Isabel, una mujer de 43 años, profesora de química. Es delgada, tiene unos pechos enormes, pero no es guapa, pero también es vieja. Así que no se puede pretender que sea modelo, e Isabel estaba teniendo problemas con su marido, que también tiene casi 50 años, pero ya no puede darle lo que quiere, sexo muy sabroso e intenso hecho sin florituras. Pero le di lo que quería, y en las próximas líneas les estaré contando todo sobre ese día.
Mi nombre es Diego, tengo 18 años y vivo en la Ciudad de México, no soy muy guapo, pero soy alto y tengo un pene enorme. Pero hay pocas mujeres y jóvenes que puedan ver lo grande que es mi pene. Como no soy guapo y todavía soy demasiado tímido, no salí con muchas chicas. De hecho, la señora Isabel fue la tercera mujer con la que tuve sexo. Entonces yo no tenía mucha experiencia, pero ella me enseñó mucho esa tarde en su casa.
Apesto en química y mis padres me habían pagado para tener clases particulares con la Sra. Isabel. Y en el segundo mes de clases ya estábamos muy cerca el uno del otro. Ese día estaba haciendo los ejercicios que me había dado y de repente siento una mano en mi pene. La miro y la perra me sonríe y dice que me dará mucho placer. Antes de que pudiera responder algo, se sentó en mi regazo y comenzó a besarme en la boca.
Entonces ella comenzó a golpearme la cara, abofeteándome fuerte. Le pregunté qué le había pasado y la perra dijo que quería sexo salvaje y que un joven alto como yo le daría lo que ella quería. Así que decidí que iba a ser el tipo de hombre que ella quería que fuera. Así le jalé el cabello y ella sonrió diciendo que así le gustaba. Todavía sosteniendo su cabello, la llevé a la sala y la arrojé sobre la alfombra.
Fui encima de ella, abofeteándola y rasgándole la ropa. Ella felizmente me dijo que le chupara las tetas y yo se las chupé mientras ella me tiraba del pelo. Entonces la traviesa se puso a cuatro patas y yo le estaba penetrando el coño con fuerza, pegándole fuerte en el culo y para hacerme aún más feliz me pidió por el culo. Así que estaba penetrando con fuerza mi enorme pene en el culo de mi profesor. A raíz de esto cojeó porque le hice daño en el culo, pero ahora está enamorada de mí y quiere follar todo el tiempo.
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