Siempre quise probar un masaje erótico gay. Vi algunos vídeos y leí algunas historias, pero cuando mi amigo me sugirió que lo probara, supe que sería algo que no olvidaría.
Estaba un poco nervioso cuando llegué al lugar, pero eso desapareció pronto cuando conocí a mi terapeuta. Era alto y guapo, con una voz calmada y tranquilizadora que me tranquilizó de inmediato. Me guió hasta la sala y me dijo que me tumbara en la camilla.
Cuando empezó a masajearme, me sentí completamente relajada. Empezó a hacer suaves movimientos circulares que me ayudaron a liberar toda la tensión acumulada. Me dejé llevar por sus caricias, cada vez más profundas e intensas.
Sus manos empezaron a moverse de un modo más sensual y erótico, y sentí que mi cuerpo empezaba a reaccionar. Empezó a besarme suavemente y a acariciarme los hombros y la espalda. Sus manos empezaron a explorar mi cuerpo y gemí de placer.
Entonces empezó a masajearme más intensamente, explorando mi cuerpo más íntimamente. Comenzó a pasar sus dedos por todo mi cuerpo, provocándome con cada roce. Sentí que mi cuerpo se estremecía con su cercanía.
Me besó con más pasión y yo respondí con la misma intensidad. Sus manos empezaron a subir por mis piernas, bajaron por mi abdomen, pasaron por mis caderas y finalmente llegaron a mi entrepierna. Pasó sus dedos por mis pezones, haciéndome soltar gemidos cada vez más fuertes.
Cuando empezó a tocarme en mi punto más sensible, no pude contenerme más. Me sentía tan excitada que ya no podía pensar. Entonces empezó a penetrarme con sus dedos, y sentí como si mi mundo se transformara.
Me tocaba tan suavemente, pero también con mucha fuerza. Sentía que mi placer aumentaba con cada movimiento, y todo mi cuerpo estaba intenso de tanto placer. Cuando sentí que estaba cerca del clímax, me besó más intensamente y empezó a penetrarme con más fuerza.
Exploté en un intenso orgasmo y todo mi cuerpo se contrajo de placer. Sentí que mi cuerpo temblaba y mis gemidos resonaban por toda la habitación. Cuando finalmente pasó mi orgasmo, me sentí exhausta pero también relajada y satisfecha.
Mi masaje erótico gay fue todo lo que había esperado y más. Me sentí tan relajado y feliz después de la sesión que realmente no quería irme. Pero sé que la experiencia no terminó aquí, y estoy deseando que llegue la próxima.
Hoy les voy a contar una historia que terminé teniendo con el hijo gay de mi jefe. Donde terminé follándole el culo al joven cabrón y dejándolo enamorado de mí. Mi jefe tiene un hijo de 18 años...
LEA ESTE CUENTOSoy gay y tengo la costumbre de sentarme en el pene de mi padrastro. Mi nombre es Lucas, tengo 21 años y vivo con mis padres. Actualmente con mi madre y mi padrastro que se llama Roberto. Es muy...
LEA ESTE CUENTOMe llamo Arturo, tengo un amigo que es gay, se llama Marcelo, nos llevamos súper bien y no tengo ningún prejuicio, además Marcelo es muy educado y nunca ha intentado tener nada más que amistad...
LEA ESTE CUENTOMi mejor amigo se puso las bragas y quiso darme por el culo. Y no pude resistirme porque tenía un culo muy sabroso, y aún llevando bragas me revolvió demasiado y no pude evitarlo. Así que acabé...
LEA ESTE CUENTOEste Conto ainda não recebeu comentários