Mi nombre es Paola, solo tengo 18 años y la semana pasada pagué el viaje con una buena mamada. Fui a la escuela de negocios y como no tengo padres ricos, tengo que arreglármelas. Así que me gusta salir con hombres mayores por dinero.
Y como soy una chica blanca muy guapa y caliente, cualquier hombre hace lo que yo quiero a cambio de un muy buen sexo. Y hoy quiero compartir con ustedes un lindo momento que tuve con un taxista camino a un programa que arreglé con un anciano lleno de dinero.
El caso es que el taxista era muy guapo y no todo es dinero, también hay que reservarse un rato para el placer. Así que decidí compensar a este taxista con una buena mamada para que se relajara. Me dijo que iba a trabajar toda la noche, así que decidí darle una recompensa para que se quedara tranquilo toda la noche.
Al cabrón le encantó la idea de que yo tuviera que pagar el viaje con una mamada. Y rápidamente sacó esa enorme polla y me caí en la boca como una perra glotona. Estaba chupando la cabeza de su pene haciendo que el pícaro enloqueciera de lujuria. Luego con mi boca codiciosa me tragué toda su polla. Era un moreno guapo, pero tenía un pene pequeño, de sólo 15 centímetros. Así que chupé todo, puse ese pequeño pene en mi boca e hice que este bastardo delirara de lujuria. En menos de 4 minutos se corrió como un caballo en mi boca y tragué todo.
Estaba en camino a un hotel de lujo aquí desde donde vivo para satisfacer a un anciano con el dinero. Me pagaría en dólares, 1500 dólares por tan solo una hora de sexo conmigo. Soy una jovencita muy caliente que ya se está haciendo un nombre entre la alta sociedad, la gente rica me quiere porque además de guapa no tengo florituras, me encanta follar aún más que me paguen muy bien por ello.
Pero cuando cogí el taxi para ir al hotel me encontré con un taxista muy simpático y muy guapo que no dejaba de mirarme las piernas. Eso es porque fui con una minifalda y tengo piernas pío muy suaves y blancas. Por cierto, soy una chica blanca muy caliente. Pechos de silicona y un trasero fofo porque trabajo duro en el gimnasio y encima de un pene muy grande.
Este taxista tendría entonces su día de suerte, ya que pagaría el viaje con una mamada en vez de con dinero en efectivo. Así que cuando llegamos a la puerta del hotel le hice la propuesta al pícaro y aceptó enseguida. Y le hice la mejor mamada de la vida a este cabrón haciéndole correrse en menos de 5 minutos. Quería sexo completo pero yo estaba reservada para otro y tampoco tendría dinero para pagarme una hora de sexo conmigo. Porque soy una puta joven muy caliente y cara. Y esa fue una historia que tuve hace poco, quizás la próxima podría ser contigo.
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