Me llamo Henrique y os voy a contar cómo acabé disfrutando de la boca de un amigo que estaba ingresado en el hospital. Tengo una amiga, se llama Mara, estuvo en covid y necesitó ser hospitalizada, yo estaba muy aprensiva porque estaba en esa onda pesada donde todo el mundo estaba pasando por dificultades. Pero afortunadamente Mara mejoró y no necesitó ser intubada. Y cuando recibí la llamada de que estaba mejorando, me apresuré a ir al hospital a verla.
Allí llegué abrazándola y diciendo que me quedaría toda la noche con ella allí. Al día siguiente podía irse y yo quería cuidarla hasta que llegara el momento de irse. Y llegó la noche y empecé a cansarme y me dijo que podía acostarme con ella en la cama del hospital, me senté a su lado y acabamos intercambiando besos en la boca. Y no pude resistirme y puse mi mano en sus pechos y la puse muy cachonda. Creo que fue la medicación que había tomado, la safadinha ya puso su mano en mi polla y estaba haciendo una deliciosa caricia dejándome excitado.
Y entonces decidió poner su boca sobre mí y me chupó la pistola. Me pidió que vigilara para ver si aparecía alguien más. Y mientras ella me chupaba la polla y me dejaba cada vez más excitado. Era un sexo oral muy sabroso y ella tenía unos labios carnosos que excitan mucho a cualquier hombre. Y para colmo la chupó sin florituras dejándome cada vez más cachondo. Y para colmo todavía me pidió que le agarrara sus perfectas y grandes tetas. Y yo sentía esos sabrosos pechos y mi lujuria por Mara aumentaba cada vez más.
Y Mara era realmente una profesional con su boca, además de ser una buena besadora sabía chupar una polla y hacer que un hombre tuviera un buen orgasmo. En poco tiempo con esta traviesa chupando mi polla acabé corriéndome en su boca y me olvidé de decirle que me iba a correr. De hecho, no pude porque estaba tan caliente que me salí del aire y sentí una calentura increíble y terminé llenando su boca de semen. Y yo seguía corriéndome en su boca y ella tenía que tragárselo todo para no ensuciar la cama del hospital y las mantas. Ella tragó y nos reímos de lo que había pasado.
Seguimos hablando tumbados y le dije que le haría compañía toda la noche y que cumpliría mi palabra. Vimos la televisión y hablamos hasta que nos quedamos dormidos. Pero al amanecer me levanté para beber agua y acabé despertando también a Mara, ella bebió un poco de agua y volvimos a dormir, de lado, yo seguía abrazándola y mi pene empezó a ponerse duro porque su culo era muy sabroso y llevaba unas bragas muy pequeñas que me ponían muy cachondo. Y de nuevo se me puso dura la polla.
Pero esta vez ya no quería chuparme la polla, sino que quería que su coño también probara mi polla. Se puso sus braguitas y comencé a penetrar su caliente coño. Me susurró que no hiciera ruido y me dijo que era muy sabrosa y que se me daba bien el sexo. Y yo penetraba cada vez con más fuerza ese coño caliente. Y la safadinha acabó corriéndose en mi pene. Y yo me emocioné mucho y le pregunté si podía volver a disfrutar de la boca de su amiga. Ella aceptó y le envié más semen en su boquita.
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