Amenacé con despedir a la empleada y ella me hizo una mamada. Esta historia es realmente candente e intensa, se trata del día en que le hice creer a mi empleada que la despediría. Si hubiera sabido que hacer esto me traería beneficios como este, lo habría amenazado hace mucho tiempo. Y realmente disfruté poder obtener sexo oral sabroso de esta chica traviesa. Esta mujer realmente tiene una boca mágica y sus pechos son perfectos. Si te gusta una buena zorra en el trabajo, sigue leyendo esta historia.
Mi nombre es Alexandre, tengo una tienda aquí en el centro de Guadalajara, trabajo vendiendo repuestos para computadoras, computadoras para juegos y también hacemos mantenimiento. Y como vendo muchas piezas fuera de la ciudad, tengo un equipo de asistentes que forman parte del servicio de atención al cliente. Terminé dejándome llevar y contraté a más personas de las que necesitaba, y tuve que despedir a 2 empleados.
Y una de ellas sería Cristina, una hermosa joven de 24 años que es una de las asistentes que venden mis piezas por internet. No la necesitaba, la verdad me estaba causando pérdidas, la llamé a mi oficina, le expliqué todo con mucha calma y también le dije que le pagaría otros 2 meses de salario para poder mantenerse hasta ella encontró un nuevo trabajo. Empezó a llorar diciendo que no podía hacer esto, se me acercó y se arrodilló llorando.
Le expliqué todo de nuevo, le pedí que se calmara y se levantara del suelo. En ese momento me sorprendió con su actitud, Cristina me sacó el pene, le dije que se detuviera, pero no se detuvo. Entonces ella comenzó a chuparlo todavía muy suave, me sorprendió con esta actitud, realmente me tomó con la guardia baja, pero esa mamada estaba deliciosa. Tiene unos labios preciosos y yo chupaba sin parar y mi polla se ponía cada vez más dura dentro de la boca de la joven Cristina.
Nuevamente le dije que no necesitaba hacer eso, pero la niña traviesa no dejaba de chuparme el pene. Incluso se sacó las tetas y en ese momento me excité aún más. Grandes pechos calientes que realmente me pusieron muy cachondo, los frotó en mi pene mientras me chupaba sin parar. No pude resistirme y terminé corriéndome en la boca de la joven Cristina, y ella se lo tragó todo. Se limpió la boca y me miró toda feliz y dijo que si la dejaba seguir trabajando tendría eso todos los días.
Como resultado de esto no pude despedir a Cristina, solo despidí a otro empleado. Y ahora todos los días después del trabajo, Cristina viene a visitarme y despedirme. Ella siempre cierra la puerta, se pone de rodillas, saca mi pene y comienza a chuparlo muy bien. Me corro en su boca y ella se aleja feliz de tener un trabajo. Me cansa y me pone toda cachonda con su deliciosa boca mágica, realmente deliciosa. De esa manera mi trabajo es aún mejor y me encanta venir a trabajar gracias a ella.
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