Mi nombre es Eduardo y voy a desvelar en este cuento erótico cómo terminé follándome a la madre caliente de mi mejor amigo. Su nombre es Vera, una hermosa mujer de casi 47 años, siempre la he tratado como una madre porque siempre he vivido en la casa de mi amigo, su hijo. Y fuimos creciendo y vi lo mucho que Vera era una mujer hermosa y muy caliente a pesar de tener casi 50 años. Es una de esas personas maduras que hacen mucho ejercicio y les gusta cuidar la salud y la belleza del cuerpo, incluso después de envejecer un poco. Es en estos momentos que deben cuidarse aún más ne.
Y yo, a pesar de siempre querer tener sexo con ella, nunca probé nada. Porque la consideraba como mi madre, pero todo cambió cuando se divorció de su marido. Entonces sentí que podía intentar tener algo con esta hermosa mujer madura. Porque sabía que si lo intentaba antes, definitivamente la dejarían porque siempre fue fiel a su esposo. Pero ahora soltero podría intentar tener la oportunidad de tener sexo con esta hermosa mujer. Y me acerqué aún más a ella, había días que iba a su casa y no era ni para ver a mi amiga sino para hablar con ella.
Y un día todo sucedió como yo quería, el auto de mi amigo se descompuso y su madre estaba en el salón de belleza. Y solicité ir a buscarla y mi amiga aceptó y aún así estaba muy agradecida. Fui a recoger a la hermosa madurita, ella se montó en el auto y di la vuelta larga. Porque intentaría tener algo con esta deliciosa madurita perfecta y ardiente. Y en el auto decidí ir diciendo que me parecía hermosa, buena y hasta le pregunté si salía con alguien. Y me dijo que nada y que había días que no tenía sexo. Oh, no pude resistirme y tuve que ir tras ella.
Y cuando me dijo que hacía días que no tenía sexo, quise tomar medidas para ayudarla. Y ya he estado pasando mi mano por su cabello y diciendo que pensaba que era hermosa y que podríamos estar resolviendo su problema. Y terminé besando a la hermosa madre de mi amigo. Pero mi intención era poder estar comiéndome a la madre caliente de mi mejor amiga. Y rápido de los besos ya me fui con la mano lista en sus piernas y al travieso se le puso la piel de gallina. Y vi que podía realizar mi mayor fetiche, que era tener sexo con esta bella madurita.
Y subí mi mano hasta llegar a su coño y ella no dijo nada. Estaba disfrutando ser interpretado por un joven fuerte como yo. Besé más abajo hasta que llegué a sus pechos, donde abrió la camisa y pude chupar las hermosas tetas de esta zorra. Se emocionó mucho y dijo que quería tener sexo conmigo. Y ella ya se estaba quitando los pantalones y yo también, nos desnudamos y nos fuimos al asiento de atrás donde podíamos estar más cómodos. Y el travieso ya vino chupándome la pistola haciendo que me excite mucho más. Y la llamé madura hermosa y ella siguió chupándome intensamente.
Y finalmente me estaba follando a la mamá caliente de mi mejor amigo. Y ella después de chuparme comenzó a sentarse bien en mi pistola. Agarré su gran culo y fui por las deliciosas tetas que tiene. Y el movimiento travieso muy sabroso, terminó disfrutándolo y yo también. No podíamos tardar mucho o su hijo sospecharía. Pero fueron minutos de intenso placer y pude cumplir mi mayor deseo sexual, que era tener sexo con este bombón maduro.
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