Dejo que mi jefe gay se siente apretado en mi pene. Mi nombre es Alejandro, tengo 19 años y trabajo en una empresa dedicada a la bolsa de valores de Wall Street, estoy empezando a aprender y emprender en el campo de las inversiones. Gano muy poco porque tengo una pasantía paga, porque estudio economía en una universidad aquí en la Ciudad de México. Y aprendo mucho de Pedro, es un hombre de negocios muy rico de 32 años que es mi jefe.
El único problema es que Pedro a veces acosa a sus becarios, es gay y le gustan los jóvenes como yo. Por eso, siempre están cambiando de becario porque ninguno acepta ser acosado por un jefe gay. Pero soy diferente, soy ambicioso y sé que este hombre tiene mucho que enseñarme. Y quiero ser rico como él, así que desde el momento en que comenzó a tocarme, lo dejé y hasta lo animé. Era un intenso juego de seducción, él pasaba su mano por mi pene y yo le pasaba la mano por el culo.
Un día me llamó a su oficina y me dio un vaso de whisky. Nos quedamos bebiendo y hablando mientras todos los demás trabajaban. Cerró las cortinas de su oficina, cerró la puerta con llave y le dijo a la secretaria que no permitiera que nadie lo molestara. Puso música a muy bajo volumen y me masajeó la espalda. Y dijo que allí podía hacer lo que quisiera y que él estaba a cargo de todo. Luego me quitó la chaqueta, la camisa y comenzó a acariciarme el pecho y desabrocharme los pantalones.
Y lo dejé hacer eso porque quería lo que tenía para ofrecerme, que era sexo y mucho conocimiento. Intercambiamos besos intensos y me empezó a hacer una mamada muy rica. Le jalé el pelo y le metí todo el pene en la boca, lo impresioné porque ningún interno hacía eso. Le quité agresivamente los pantalones y los tiré sobre la mesa. Incluso dejé caer su cuaderno, pero ni siquiera le importó, quería sexo salvaje y sabroso.
Le estaba abofeteando la cara y comencé a meter mi pene dentro de su culo. Abrió mucho las piernas y me dijo que penetrara caliente, empezó a taparse la boca con la mano para no perder el control y gemir muy fuerte. Y yo estaba acariciando sus piernas y penetrando mi pene en su culo con todas mis fuerzas. Seguí riéndome y él se retorcía de dolor y caliente con mi pene entrando en su culo con fuerza.
Así seguía acariciando la polla del cabrón que estaba muy dura, al mismo tiempo que le penetraba el culo. Luego me pidió que me sentara en su silla, me senté y comenzó a rodar bien encima de mi pene, luego fui penetrando muy duro su lindo culo y así hice disfrutar intensamente a mi jefe con mi polla entrando con fuerza dentro de tu culo caliente y apretado. Fue el mejor sexo de su vida y ahora lo tengo entre mis manos, es adicto a mi polla.
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