El travieso director hace sexo con la tetona profesora adicta al sexo y te encantará leer todo este sensacional relato erótico. Mi nombre es Pablo, soy director en una escuela aquí en Tijuana, estoy casado y tengo una hermosa familia y amo a mi esposa y mis hijos. Siempre he sido un marido fiel, atento, pero esto acabó cambiando cuando una hermosa profesora de sólo 24 años llamada Livia entró a trabajar en la escuela de la que soy director. Todo cambió con su llegada, porque es una morena delgada con unos pechos enormes y muy sabrosos y esto me estaba volviendo loco de lujuria.
El tiempo pasó y después de 5 meses con esta hermosa maestra trabajando conmigo ya no pude contenerme. Tengo la costumbre de tomar un vaso de whisky al final de la clase y en ese momento llegó la bella Livia, que quería pasarme unos documentos para que se los firmara y al ver que estaba bebiendo me dijo que era su favorito. Así que enseguida cogí un vaso, le serví un trago y le pedí que se sentara a beber conmigo. Pasó el tiempo y cuando vi que ya habíamos bebido casi 4 vasos cada uno.
Y cuando empiezo a emborracharme también me pongo muy cachondo porque la calentura aumenta mucho más. No pude resistirme y acabé diciéndole a Livia que me parecía una mujer preciosa y que tenía muchas ganas de besarla. Se quedó paralizada durante un rato, dio un sorbo a su bebida y dijo que ella también quería besarme, que le parecía un hombre muy atractivo pero que estaba casado. En ese momento no pensaba con claridad y haría cualquier cosa para conseguir un sexo con esta hermosa mujer, y decía que me iba a divorciar, por eso bebía para tratar de olvidar, pero en verdad era todo mentira.
Me acerqué a Livia, ella se levantó y fi Finalmente besé esa hermosa boca y no pude contenerme y comencé a poner mis manos en sus hermosos pechos. Así que se abrió la blusa, luego se quitó el sujetador y pude ver esos pechos perfectos y ya los estaba chupando. Entonces la traviesa me tiró en la silla, yo estaba realmente asustado, y se arrodilló y vino apretando mi polla entre sus gigantescos pechos y eso me excitó aún más. Creía que era muy tranquila, pero con unos cuantos tragos de whisky se puso muy traviesa. Poco después la hermosa chica tetona vino sentada sobre mi polla e intercambiamos besos mientras se revolcaba.
Entonces me tocó a mí sorprenderla, la tomé en brazos y la arrojé sobre mi escritorio. Tiré los libros al suelo y penetré sin piedad en el coño de esta preciosa flaca, haciéndola gemir con mi polla entrando a tope en su coño. El resultado fue el mejor sexo de mi vida, después de que esto ocurriera acabé convirtiéndome en el amante de esta hermosa zorra, y todos los días al final de la clase nos tomábamos un vaso de whisky y teníamos sexo durante horas.
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