Había algo especial en mi vecina. Siempre me había fijado en sus caderas al caminar o sus ojos brillantes cuando nos cruzábamos a la distancia. Un día decidí actuar y le dije a mi vecina que quería salir con ella. Estaba un poco sorprendida, pero aceptó.
Fue una cita maravillosa. Fuimos a un restaurante y hablamos durante horas, intercambiando historias personales e intimidades. Me di cuenta de que había una gran conexión entre nosotros y me sentí muy feliz. Terminamos la noche en una fiesta, tomando unas copas y bailando juntos.
Al final de la noche, nos dirigimos a casa, pero antes de despedirnos, me dijo que quería que la acompañara al interior. Estaba sorprendido, pero también entusiasmado. Entramos a su departamento y comenzamos a besarnos apasionadamente.
Sentí la calidez de su boca mientras exploraba su cuerpo con mis manos. Me deslicé por su espalda hasta suaves caderas, acariciando el contorno de su figura. Ella me miró con una mirada de deseo y me susurró al oído que quería que la follara.
No podía resistirme. Me quité la ropa y me deslicé entre sus piernas, besando suavemente su vientre y acariciando sus muslos. Ella jadeaba con cada nueva caricia, susurrándome palabras de aliento y deseo.
Me moví entre sus piernas, acariciando suavemente su piel con mi lengua. Me detuve en su clítoris, provocando sus gemidos mientras ella se movía con el ritmo de mis caricias. Su cuerpo se estremecía con cada movimiento hasta que llegó al clímax.
Una vez que ella alcanzó el orgasmo, me coloqué entre sus piernas y lentamente me introduje en su interior. Ella gemía de placer a medida que me movía dentro de ella. Nuestros cuerpos se movían en perfecta armonía, con cada succión, cada movimiento y cada suspiro.
Nuestros cuerpos se estremecieron mientras llegábamos al orgasmo al mismo tiempo. Me deslicé de su cuerpo y nos quedamos acostados, encantados con el momento. Habíamos disfrutado de una noche de pasión y pude sentir que estaba enamorado de mi vecina.
A partir de ese momento, hemos seguido saliendo y teniendo relaciones sexuales increíbles. Follado con la vecina siempre es una experiencia mágica, y espero seguir disfrutando de estas noches de pasión por mucho tiempo.
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