Me llamo Laura, soy una joven de 19 años que tuvo una infancia muy pobre y quería cambiar su vida. Mis padres viven en la parte pobre de Tijuana y cuando cumplí 18 años quise acabar con todo eso. Me escapé de casa sin rumbo, y como era una hermosa morena y tenía un cuerpo muy sabroso, encontré trabajo en una casa de prostitución. Y conocí a una mujer que me ayudó mucho remitiéndome a los mejores clientes.
Lo hizo porque ganaba buen dinero por mis espectáculos. Y como era carne fresca y nueva tenía muchos clientes. Y un día iba caminando por la plaza y me senté a pasar el tiempo y a pensar en la vida. Entonces dos ancianos se sentaron a mi lado y me miraron fijamente. Les pregunté qué querían y sacaron mucho dinero de sus carteras. Y dijeron que me habían visto en la casa de putas y que querían sexo oral.
Les pregunté si lo querían allí mismo y me dijeron que sí. Era casi de noche, así que no había mucha gente pasando por esa plaza, porque era un poco peligroso allí. Y como era mucho dinero decidí aceptar la propuesta de estos viejos bastardos. Así que me dieron el dinero y saqué las pollas de ambos y empecé a acariciarlas, dejándolas muy excitadas. Y yo besaba sus bocas y hacía caricias calientes en esos palos viejos y gruesos.
Y después de hacer una caricia y una paja muy sabrosa a estos bribones. Llegó el momento de chupar a los viejos porque para eso me pagan. Me bajé del taburete y ellos se quedaron juntos, uno al lado del otro, y les chupé la polla. Me estaba tragando la cabeza de su polla y ellos me tiraban del pelo y me agarraban los pechos redondos. Y no paraban de llamarme sucia puta.
Y uno de los viejos fue más travieso y me bajó la cabeza para que me tragara su polla entera. Pero era muy grande, de unos 20 centímetros de largo y todavía muy duro. Y tuve que pedirle que se calmara un poco porque estaba chupando dos pollas. Y me agarraba los pechos y me llamaba traviesa mientras le chupaba la polla a él y a su travieso amigo. Y yo chupaba cada vez más fuerte y tragaba cada vez más.
Y para rematar seguía acariciando las pelotas de los bribones dejándolos bien satisfechos. Y yo chupaba intensamente y los viejos cabrones me agarraban los pechos y me llamaban puta joven. Y yo estaba chupando a los viejos cabrones y de repente uno empezó a gemir más fuerte y empezó a correrse en mi boca. Pocos segundos después se corría el otro y acabé tragando el esperma de estos dos traviesos. Me fui y tomé una gran cantidad de dinero para hacer un sexo oral muy rápido en estos viejos traviesos.
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