Le chupé el pene al papá de mi amigo y le encantó. Mi nombre es Breno, tengo 21 años, vivo en São Luis Potosí con mi padre. Mi madre falleció hace años y solo somos yo y mi viejo quien es mi compañero de toda la vida. Soy gay, desde muy pequeño salí del clóset como gay y mi padre siempre me apoyó. Y por eso no me avergüenzo de mostrarles a todos que soy gay y que me gustan los hombres y no las mujeres.
Una persona fundamental en esta historia es mi amigo Kaio, tiene mi edad y vive cerca de mi casa. Voy a su casa practicamente todos los dias, el tampoco tiene madre, murio hace poco por covid, la conocí y fue una persona sensacional. Kaio tiene un padre llamado Messias, es un hombre casi anciano de 43 años. Después de la muerte de su madre, se puso un poco gruñón. Antes cuando iba a su casa siempre era bien recibido, hoy ni me mira a la cara.
Y estoy triste por eso, porque sé exactamente por qué es así. Un día fui a la casa de Kaio y no estaba él, solo su padre, así que le pedí si podía hablar un poco con él. Con mucho esfuerzo me dejó entrar, nos sentamos en el sofá y comencé a hablarle. Dijo que entendía lo difícil que era su situación, pero que todo iba a salir bien y que aún tenía un hijo. Lo cual estaba haciendo a un lado, y me sorprendió con un abrazo.
Se disculpó conmigo por ser grosero con todos durante ese tiempo. Y que mejoraría y se acercaría más a su hijo. Me dio otro abrazo agradeciéndome el consejo y en ese momento terminamos besándonos en los labios. Él tomó la iniciativa y terminé dejándolo besarme. Como me gustó este beso, seguí besando y en el calor del momento comencé a pasar mi mano por su pene, que estaba muy duro. Lo sacó y yo estaba admirando lo grande y caliente que era.
Le pregunté si podía chuparla y me dejó, así que me arrodillé y comencé a chupar esta gran polla gruesa. El bastardo me sujetaba el pelo y tiraba mientras yo seguía chupando. Era muy sabroso y espeso, tenía que sostenerlo con ambas manos y también estaba acariciando sus bolas, mientras mi boca trabajaba sin parar. Gimió intensamente y dijo que hacía mucho tiempo que no le hacían una mamada tan buena. Y la chupé sin parar poniéndolo cachondo loco.
Me estaba pidiendo que chupara más y más y yo con mi garganta profunda logré meter la mitad de esa enorme polla en mi boca. Esto lo excitó mucho y aguantó, diciendo que casi se venía, pero que aguantaría para tener un orgasmo aún mejor. En poco tiempo casi me atraganto con el chorro de leche fresca que entró en mi boca. Llegó el viejo cabrón y ni me avisó que me preparara, chupé intensamente y tragué toda la leche de su polla. Después de ese día comencé a visitarlo cuando mi amigo no estaba en casa.
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