Viajaba por México cuando la vi. Una madura mexicana, hermosa, sonriente, que me llamó la atención. Tenía que conocerla. Me pareció tan sexy que el corazón me dio un vuelco con sólo mirarla.
Me acerqué a ella y le dije: “Hola, me llamo ____. Encantado de conocerte”. Ella sonrió y dijo: “Hola, me llamo ____. ¿Qué te ha traído por aquí?”.
Le dije: “Estaba de viaje por México y quería conocer a alguien como tú”. Ella se rió y dijo: “Pues has venido al lugar adecuado. Venga, vamos a mi habitación a charlar un rato”.
Acepté y nos dirigimos a su habitación. Al entrar, me miró a los ojos y me dijo: “Te voy a enseñar cómo es una verdadera madura mexicana caliente”.
Se acercó a mí y me besó. Sus labios eran cálidos y suaves, su lengua rozaba la mía como si quisiera darme placer con cada movimiento.
Comenzó a desnudarme, deslizando sus manos por mi cuerpo mientras me miraba a los ojos. Me besaba y mordisqueaba el cuello, el pecho, los hombros. Me estaba volviendo loco de deseo.
Me miró y me dijo: “¿Estás listo para follarte a una caliente madura mexicana?”. Ella sonrió y yo dije: “Sí, absolutamente”.
Se tumbó en la cama y me invitó a sentarme a su lado. Empezó a besarme y a acariciarme. Sus manos eran suaves y delicadas, sus caricias me dejaban en trance.
Me recorrió el cuerpo con las manos y empezó a masturbarme. Su mano se movía lentamente, llevándome a lo más profundo de mis deseos. Me besó y empezó a chuparme, su lengua me provocaba cada vez más.
Me tumbó en la cama y empezó a cabalgarme. Sus movimientos eran suaves y lentos, pero al mismo tiempo llenos de pasión y deseo. Aumentó el ritmo y empezó a darme placer con cada movimiento.
Sentí que iba a explotar de tanto placer. Me miró a los ojos y gimió de placer mientras me daba más y más placer.
Siguió cabalgándome y dándome placer hasta que no pude más. Me corrí con una intensidad que nunca antes había sentido.
Se tumbó a mi lado y me abrazó. La besé y le dije: “Eres una corona mexicana muy caliente”. Ella sonrió y dijo: “Lo sé.
Nos besamos y nos abrazamos durante mucho tiempo. Nunca olvidaré ese momento, el momento en que me follé a una madura mexicana caliente.
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