Me prostituí y tuve sexo con mi tío. Un bastardo de 40 años que descubrió mi secreto. Mi nombre es Bruna, tengo 20 años y actualmente vivo en Guadalajara. Mis padres son de un pueblo muy pequeño cerca de aquí, viví allí hasta los 18 años. Pero decidí venirme a la gran ciudad para ganar más dinero y mejorar mi vida. Tengo amigos que viven aquí y compartimos un apartamento.
Compartimos todos los gastos, aquí vivo yo y otras 2 personas más.
Estas dos jóvenes que viven conmigo también trabajan en el mismo trabajo que yo. Solía trabajar en una tienda y ellos también. Pero el dinero siempre fue bajo porque las tiendas de ropa no pagan mucho dinero. Fue allí donde conocí a Dolores, una señora que vivía cerca de donde trabajamos en el centro de Guadalajara. Y me ofreció un trabajo mejor. Al principio no quería, porque era para prostituirme. Dijo que como yo era joven y hermosa, ganaría mucho dinero con su ayuda.
Me negué durante unos 3 meses, pero un día mi jefe trató de agarrarme del trasero y me fui. No iba a dejar que este bastardo me acosara en el trabajo, así que fui con Dolores y ella me ofreció el trabajo. Confieso que no fue fácil, porque nunca había tenido tanto sexo en mi vida. Empecé teniendo sexo con solo 1 al día, luego con 3 y ahora tengo sexo con casi 6 hombres al día. Y me las arreglo para ganar mucho dinero, incluso he logrado renovar la casa de mis padres.
Pero un día tuve una sorpresa, estaba en mi habitación y de repente llegó mi tío Rubens. Estaba muy asustada, me dijo que me quedara tranquila, me dijo que estaba entregando unos pedidos cerca y me vio toda bonita. Me asusté y le rogué que no les dijera nada a mis padres. Me prometió que no lo diría, pero quería un regalo a cambio. En ese momento me enojé sabiendo que mi tío era un cabrón y que no se preocupaba por mí.
Como dijo que podía decirles a mis padres lo que estaba haciendo, tenía que hacer lo que él quería. Le pedí que cerrara la puerta con llave y comencé a quitarme la ropa. Se excitó mucho cuando me desnudé completamente. Entonces comencé a chupar su gran polla, disgustada porque es mi tío, no quería hacer eso. Pero me estaba chantajeando, así que necesitaba hacer lo que él quería.
Y después de practicarle sexo oral a mi propio tío, comencé a sentarme en su pene. El bastardo empezó a darme palmadas en el culo muy fuerte mientras yo me sentaba intensamente sobre su polla. Besó mi boca y chupó mis pechos con fuerza, el travieso vino sabroso y me dijo que me quitara de encima. Luego dijo que se iría, pero que volvería y que la próxima vez tendría que tener sexo anal. Y ahora cada vez que viene a Guadalajara insiste en follarme y todavía tengo que pagar su parte.
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