Me senté en el regazo del taxista y le di el culo caliente por dos razones. La primera es que estaba muy caliente y la segunda que quería ir gratis a casa de mi amigo. Mi nombre es Samantha, no soy rica y como soy una nínfula de 19 años muy caliente, los hombres hacen de todo para penetrarme caliente. Y termino usando eso a mi favor y siempre obtengo cosas con solo dejar que me penetren y termino disfrutándolo. No me considero una prostituta porque no vivo del dinero del sexo, me gustan los favores cuando los necesito, eso es todo. Y les cuento como la semana pasada tuve sexo con un taxista.
Me subí al taxi y le dije que me llevara a la casa de mi amiga, y el taxi de mi casa a su casa es muy caro porque ella vive lejos. Y no tengo dinero para gastar una fortuna en un taxi cada vez que quiero ir a la casa de mi amigo. Así que generalmente tengo sexo o incluso sexo oral con conductores traviesos que se mueren por follar a una jovencita caliente como yo. Y la semana pasada terminé teniendo suerte, porque la mayoría de las veces son viejos muy feos, pero este era joven y guapo. Su nombre era Juan, moreno, barbudo, muy caliente y fuerte. Tenía novia, pero no pudo resistirse a mis encantos.
Ya llegué con una falda muy corta y le estaba enseñando las piernas. Y cuando se fue a marchar le tomé la mano, la puse en mis piernas y le dije que podíamos tener sexo si me llevaba gratis a casa de mi amigo. Se quedó pensativo, luego tomé su mano y la puse en mi coño y se emocionó mucho. Dijo que podía follarlo mientras conducía, tenía este fetiche sexual y quería ayudarlo a cumplir esa fantasía. Por suerte para él, llevaba una falda corta y me resultaba más fácil sentarme en su pene.
Me senté en el regazo del taxista y le di el culo bien apretado. Levanté mi falda corta, puse mis pequeñas bragas a un lado para lucir agradable y fácil para que el bastardo penetrara mi trasero. Entonces le pregunté si tenía alguna crema hidratante corporal para que me la aplicara en el trasero y me sirviera de lubricante porque en ese momento no la tenía. Sacó una crema hidratante de manos de la guantera y comencé a ponérmela en el culo dejándolo bien lubricado. Entonces el hijo de puta hace más grande el espacio en su banco inclinándolo hacia atrás y empiezo a sentarme muy lentamente sobre la gran polla gruesa que tenía. Y el bastardo me estaba penetrando lentamente el culo.
Era muy sabroso, si yo sujetaba el volante y él me decía que condujera el coche mientras él disfrutaba penetrando mi culo. Sabía el camino a la casa de mi amigo y conduje, controlando sólo el volante, la marcha y el acelerador, que controlaba a Juan el cabrón del conductor. Y me senté en el regazo del taxista y le di el culo volviéndome loco de lujuria. Yo saltaba muy despacio y Juan me golpeaba el culo y me llamaba travieso mientras me penetraba con fuerza. Besó mi espalda y me llamó caliente.
Me senté en el regazo del taxista y no le di lujos a su culo caliente mientras conducía. Y estaba rodando muy bien y comencé a sentarme más rápido porque la polla ya se estaba deslizando en mi culo. Y luego llegamos a la puerta de casa de mi amigo y dejé que el cabrón me siguiera penetrando hasta correrse bien sabroso en mi culo. Y seguí sentada y acariciando mi coño porque yo también tenía que correrme. Y juntos tuvimos orgasmos intensos y fue un sexo muy agradable durante el viaje en auto.
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