Mi madre me vio duchándome y quería sexo intenso. No me pude resistir porque todo pasó muy rápido, ella ya se vino quitándose la ropa y cuando vi sus grandes pechos enloquecí de lujuria. Y terminé teniendo sexo con mi propia madre, muy buen sexo en el baño. Si realmente te gustan las historias de sexo reales, te encantará esta historia de sexo madre-hijo. Hice esto con mi madre hace 2 semanas y quiero contarles cómo sucedió todo entre nosotros en este pequeño baño en casa.
Mi nombre es Giusepe, pero todos me dicen Pepe, tengo 21 años y vivo en la región de Culiacán, vivo con mi madre Magda. Mi papá falleció hace algún tiempo y desde entonces solo hemos sido ella y yo. Y tenemos una gran relación, lo que pasa es que mi madre se empezó a poner mala conmigo. Yo estaba creciendo y pareciéndome cada vez más a mi padre, y esto la estaba confundiendo y emocionando mucho por mí. Y un día esta locura terminó pasando entre mi propia madre y yo.
Era un sábado por la tarde, había salido de copas con sus amigas y acabó volviendo un poco más borracha que de costumbre. Yo me estaba duchando en ese momento, y ella entró sin llamar a la puerta y me miró mientras me duchaba. Le dije que saliera del baño, pero no me obedeció, al contrario, entró y cerró la puerta y empezó a decir que yo era muy sexy y que quería follar. Le dije que se detuviera, pero luego se quitó el vestido y se metió en la ducha conmigo, y estaba cara a cara con esas perfectas tetas grandes.
Mi madre a pesar de que tiene 53 años sigue siendo una mujer muy encantadora y tiene unos pechos muy grandes y bonitos. Y ellos ahí frente a mí me excitaron intensamente y terminé poniéndole las manos encima. Luego puso sus manos en mi pene, se arrodilló y comenzó a hacerme un sexo oral muy sabroso. En ese momento no pude resistir más y la dejé hacer lo que quisiera con mi pene. Siguió acariciándolo y chupándolo, luego se levantó y me dio la espalda.
De repente, comenzó a frotar su culo en mi pene y lo metió dentro de su coño. Puso sus manos en la pared y siguió pidiéndome que penetrara con fuerza. En ese momento yo ya había caído bajo su hechizo y comencé a penetrar su coño, la agarré por la cintura y le devolví el beso mientras mi pene entraba en el coño de mi propia madre. No pude controlarme más y comencé a penetrarla con más fuerza, entonces ella se dio la vuelta y me dejó chupar sus hermosos pechos grandes. Volví a meter mi pene en su coño y le chupé los senos.
Me llevó a la habitación y me acosté en la cama, de repente comenzó a sentarse en mi pene y frotó sus grandes pechos en mi cara. Y yo estaba penetrando el coño de mi madre aún más fuerte. Luego ella se tumbó de lado y la penetré aún más fuerte, así terminé haciéndola tener el mejor orgasmo de su vida. Y para excitarme frotó sus grandes pechos en mi pene y terminé corriéndome en la cara de mi madre y en sus bonitos pechos. Terminamos durmiendo juntos y luego, al día siguiente, ella se despertó sin arrepentirse y quería tener sexo nuevamente.
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