Mi marido trajo a su jefe a cenar y yo le chupé su gran y sabroso pene mientras mi marido había ido a comprar más vino al mercado. Me llamo Elizabeth, tengo 36 años y ya estoy casada con dos hijos. Mi marido se llama Ruan y trabaja en una empresa de seguridad privada, ya que le encantan los ordenadores y la tecnología. Su jefe que vive en Estados Unidos vino a visitar su sucursal aquí en la Ciudad de México y mi esposo lo invitó a cenar a nuestra casa para complacer a su jefe y para asegurar una buena relación con su jefe y ver si podía ascender de rango.
Así que tuve que limpiar rápidamente la casa y preparar una deliciosa cena para complacerlo. Después me fui a duchar, me puse un bonito vestido y me perfumé bien. Al caer la noche llegaron y me sorprendí porque pensé que el jefe de mi marido sería un viejo gordo, cuando en realidad era un chico más joven que él y mucho más guapo. Un moreno alto y fuerte que me excitó mucho la primera vez que lo vi. Mi marido nos presentó y noté que me miraba a los ojos y luego a los pechos.
Mi marido abrió un vino y nos pusimos a hablar, en realidad los dos solos, cada vez que su jefe venía a preguntarme algo mi marido interrumpía y volvía a hablar del trabajo. Y vi que su jefe no quería hablar mucho del tema ya que estaba trabajando todo el día. Luego serví la cena y bebimos más vino hasta que se acabó. Mi marido se desesperó porque no podía haberse quedado sin vino y dijo que compraría un poco. Mientras tanto, el jefe de mi marido estaba a mi lado y nos quedamos hablando en el sofá.
Acabé besando a la preciosa morena y él empezó a poner su mano en mis pechos diciendo que era una mujer muy guapa y caliente. Esto me puso intensamente cachondo y puse mi mano en su polla y vi que estaba muy dura. El bribón me dedicó una sonrisa y sacó su enorme pene, era una polla gigante de 22 centímetros, muy gruesa y llena de venas. En ese momento estaba toda mojada y saqué mis pechos y comencé a chuparlo. Me arrodillé frente a él y empecé a chupar su deliciosa polla mientras el cabrón me agarraba los pechos diciendo que era demasiado guapa.
Y para excitar aún más a este bribón empecé a frotar mis pechos contra su polla, masturbándome con mis tetas y esto le excitó mucho. Nuestros hijos no estaban en casa ese día, fueron a casa de mis padres. Así podría ponerme cómodo y chupar a ese moreno tan caliente y guapo dejándolo muy excitado.
Y después de mucho chupar acabó corriéndose en mi boca y yo me tragué la leche fresca que brotó en mi boca. Luego guardé el vestido y me senté en el sofá como si nada hubiera pasado y llegó mi marido. Bebimos más vino y una hora mi marido entró en el baño y su jefe no paraba de pasarme la mano por el coño y eso me puso aún más cachonda.
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