Mi sobrino y yo nos emborrachamos y tuvimos sexo

Mi sobrino y yo nos emborrachamos y tuvimos sexo. Una mujer soltera, madura y llena de fuego necesita a alguien con la misma proporción de energía y cachondo a la hora del sexo. Y terminé encontrando a alguien así, muy bueno en el sexo como yo. Pero esta persona era mi sobrino, de tan solo 20 años, que terminó por atraparme y darme mucho placer. Y este relato erótico trata de eso, de cómo acabé teniendo sexo con mi travieso sobrino. Todo ocurrió en su casa, en realidad en la de sus padres, en una fiesta familiar.

Me llamo Camila, tengo 42 años y hace unos meses acabé divorciándome de mi marido. Después empecé a ver a otros hombres y me di cuenta de que los mejores son los jóvenes. Como soy profesora acabé saliendo con un alumno y me dejó muy cansada. Después de ese día empecé a tener sexo con hombres jóvenes y siempre fue muy sabroso. Decidí que me quedaría un tiempo sin tener nada serio con nadie, después de todo estuve casado durante 18 años. Quería tomarme un tiempo libre y disfrutar de esta vida de soltero. Y hace dos semanas hubo una fiesta familiar en casa de mi hermana.

Es un poco más joven que yo, está casada y tiene un hijo precioso llamado Carlos, en este caso es mi sobrino. Joven, 20 años, cuerpo atlético y hermosa sonrisa, me estaba poniendo cachonda. Sé que es mi sobrino, pero mi deseo aumentaba cada día más. Ese día estuvimos hablando durante horas, hasta que en un momento fui al baño y cuando salí él estaba parado en la puerta y me dio un beso en la boca. Le dije que se detuviera, que alguien podría ver, y que eso estaba muy mal. Pero fue mi error, seguí hablando sucio con él mientras bebíamos.

Como todavía soy una mujer madura muy sabrosa mi sobrino acabó excitándose. Desde que estaba soltero y terminé teniendo sexo con uno de sus amigos. El bastardo sabía que yo era bueno para el sexo y quería probarlo. Así que después de ese día en casa de sus padres, vino a mi casa a visitarme. Llegó sonriendo y con una botella de vino. El resultado fue que le dejé entrar, secamos un biberón y acabé besando su boca de nuevo. Y como estaba aquí en la casa, los dos solos, todo terminó en un sabroso sexo.

Era la primera vez que hacía un incesto en toda mi vida y confieso que fue demasiado sabroso. El joven travieso me pilló de paso y lo primero que hizo fue quitarme la ropa y llamarme caliente todo el rato. Cuando me quité las bragas ya estaba completamente desnudo en el sofá y me senté en su regazo. Llegó chupando mis pechos y metiendo ya su enorme pene dentro de mi coño. Y yo estaba sentado sabroso dejando el travieso loco caliente con este rollo en su polla. Luego estaba tumbada de lado y él penetrando y agarrando mis pechos.

Ya a punto de tener un delicioso orgasmo, me acosté con las piernas abiertas. Los sujetó con fuerza y me penetró aún más fuerte con su delicioso pene y me hizo correrme mucho. Me retorcí por todo el sofá, gritando de lujuria y pidiéndole que se corriera más fuerte. Entonces acabé chupando su caliente polla y dejé que se corriera en mi boca. Era la primera vez que practicaba el incesto, y disfruté mucho de esta experiencia. Le gustó demasiado y aún hoy viene a verme y a penetrarme el coño. Es nuestro secreto, porque sus padres no pueden enterarse.