Me llamo Otavio, soy ginecólogo y mi misión es ayudar a las mujeres a cuidar su salud sexual. Llevo 15 años trabajando en esta profesión y tengo un amigo cuya mujer me atiende desde hace 3 años. Nos lo tomamos en serio y cuando está en mi despacho no soy amigo de ella ni de su marido. Sólo soy Otavio, un ginecólogo y soy muy profesional. Pero un día todo cambió, cuando su mujer vino a verle y se quejó de que había discutido con él y estaba descontenta.
Y ese día incluso se afeitó el coño y se puso un perfume que me volvió loco de lujuria. Era un perfume afrodisíaco y cuanto más tocaba su coño más me ponía. Y no pude seguir examinando su coño, tuve que dejar de ser profesional y me acerqué a lamerle el coño. Se excitó, se retorcía en la cama y me llamaba caliente. E incluso me dijo que llevaba tiempo queriendo tener sexo conmigo. Antes de que pudiera decir nada, se sentó en mi regazo y me besó la boca.
Y no pude evitarlo, estaba muy caliente y tuve que besar su perfecta boca. Como ya estaba sin bragas saqué mi pene y se lo metí en el coño. Y en ese momento estábamos empezando a tener sexo en mi lugar de trabajo. Y siempre quise tener sexo con una paciente, especialmente con la esposa de mi mejor amigo. Y no pude ser un buen amigo y un marido fiel. Tuve que tomar a esta traviesa mujer casada de la mano y penetrar su caliente coño. Y sólo paré cuando me corrí en este delicioso coño y dejé a la traviesa bien satisfecha, pero contaré desde el principio cómo sucedió todo.
Esta traviesa es madrina de mi hijo, amiga de mi mujer y siempre está en mi casa. Así como su marido que es mi hermano de consideración. Y somos familia, pero su matrimonio no estaba funcionando muy bien. Y un día parece que tuvieron una gran pelea, y esta chica traviesa tenía una cita conmigo ese día. Y llegó muy provocativa, con una falda corta y unas bragas malolientes. Ella gemía mientras yo le tocaba el coño y decía que era muy sabroso. Intenté fingir que no pasaba nada, pero ella no dejaba de gemir. Luego tuve que pedirle que parara porque estaba intentando trabajar.
Y fue como si hubiera dicho lo contrario, y ella vino montada en mi regazo y estaba tratando de besar mi boca. Me alejé de ella, pero me agarró y consiguió besarme y para provocarme seguía rodando su hermoso culo sobre mi regazo y mi polla empezó a ponerse dura. No había manera de que ya estuviera besando su boca y quitándole la blusa para chuparle los pechos. Saqué mi pene y esta traviesa comenzó a revolcarse sobre él y a saborearlo con su caliente vagina.
Y yo penetraba cada vez más fuerte, apretando el culo de la traviesa mientras besaba su hermosa boca. Y mi polla entrando con fuerza en su caliente vagina y ella gimiendo en mi oído diciendo que siempre quiso follarme. Y eso me excitó mucho y me estaba poniendo cachondo hasta que esta safadinha se corrió en mi gran polla. Y me corrí en su caliente vagina y luego se fue a casa. Y me dio un poco de pena, pero días después estaba allí de nuevo. Y no pude resistirme y metí más polla en su delicioso coño.
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