Siempre supe que había algo diferente en la forma en que mi marido miraba a su amigo. Eran miradas más largas, sonrisas más intensas. Cuando me refería a su amigo, mi marido siempre cambiaba de tema, pero yo sentía que había algo más entre ellos. Así que cuando mi marido me sorprendió con una invitación para ir a una cena en la que estaría presente su amigo, acepté.
La cena fue todo lo que imaginé que sería. Todo el mundo se lo estaba pasando bien, y me sentí realmente cómoda y relajada en compañía de mi marido y su amigo. Cuando terminó la cena, mi marido y su amigo se dieron un abrazo y se despidieron. Sin embargo, mi marido me cogió de la mano y me llevó al dormitorio. Me besó con una intensidad que nunca antes había sentido. Mi cuerpo tenía la piel de gallina y no podía controlar mis emociones.
Mi marido me tumbó en la cama y sentí su mano deslizándose por todo mi cuerpo. Empezó a besarme y acariciarme lentamente. Estaba casi mareada de deseo cuando mi marido me sorprendió. Me dijo que su amigo lo estaba viendo todo a través de una ventana y que habían quedado para verme en acción.
Estaba tan excitada que no podía pensar en otra cosa. Mi marido y su amigo me miraban con ojos ardientes, deseándome con toda su pasión. Mi marido empezó a besarme de nuevo, y su amigo me acariciaba con las manos y la lengua. Estaba en mi elemento.
Mi marido me besaba con tanta intensidad y pasión que casi tuve un orgasmo de tanto deseo. Su amigo me tocaba por todas partes mientras mi marido me penetraba con fuerza. Estaba en mi punto más alto. Mi marido y su amigo me daban placer al mismo tiempo, haciéndome gemir de lujuria y placer.
Se lo di al amigo de mi marido. Esa noche fue una de las más intensas y excitantes que he tenido. Mi marido me besaba con pasión y su amigo me acariciaba con ternura, y yo sentía el orgasmo al mismo tiempo que ellos. Fue realmente increíble.
Después de nuestra noche de sexo, mi marido y su amigo me acompañaron a la puerta. Mi marido me besó y su amigo me abrazó. Estaba tan feliz de haber disfrutado de esa noche tan especial.
Se la regalé al amigo de mi marido y nunca me he arrepentido. Fue una experiencia maravillosa que nunca olvidaré. Aunque fue un poco inesperada, fue una experiencia intensa y excitante que me hizo sentir más feliz y realizada de lo que me había sentido nunca.
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