Estaba ansioso por experimentar el sexo entre hombres. Hacía tiempo que soñaba con sentir el tacto de otro hombre y, por fin, llegó esa noche.
Había visto muchas imágenes y vídeos de sexo entre hombres, pero nada comparado con la realidad. Cuando nos conocimos, fue como si fuéramos dos imanes que se atraían.
Nos besamos como si no hubiera un mañana, y fue entonces cuando empezamos a quitarnos la ropa. Cuando la piel de ambos se encontró, nos invadió un deseo incontrolable.
Nos besamos, chupamos y lamimos de una forma que nunca antes había sentido. Cada centímetro de mi piel estaba siendo tocado con afecto y pasión. Era como si supiera exactamente qué hacer para volverme loca.
Nos abrazamos y nos besamos con fuerza, mientras nuestros cuerpos se unían cada vez con más intensidad. Nuestros miembros se apretaban, provocando una sensación de placer única.
Comenzamos a movernos juntos, nuestros cuerpos calientes deslizándose uno sobre el otro. Mientras nos movíamos como si fuéramos uno solo, sentíamos como el placer aumentaba a cada segundo. Nuestros gemidos de placer eran tan fuertes que todos los que estaban cerca podían oírlos.
Mientras seguíamos moviéndonos de placer, empezó a chuparme tan fuerte que casi me corro. Pero sabía exactamente cuándo parar para volverme aún más loca.
Entonces me subí encima de él, sintiendo su erección presionando contra mi piel. Empecé a moverme lentamente, sintiendo cada centímetro de él dentro de mí.
Nuestros cuerpos se movían como si fuéramos una sola persona. Mi amante me abrazó y me apretó con fuerza, haciéndome gemir de placer.
A medida que nos movíamos, el placer no hacía más que aumentar, y sentí que ya no podía más. Entonces me sujetó y empezamos a movernos aún más rápido, hasta que mi cuerpo se sintió invadido por un intenso placer.
Sentí que mi cuerpo se contraía mientras mi amante también se corría. Nuestros cuerpos seguían moviéndose con deseo, pero era como si el placer se hubiera apoderado de nosotros.
Al cabo de un rato, nuestros cuerpos se calmaron. Permanecimos abrazados y nos besamos cariñosamente. Aquella experiencia fue inolvidable, y supe que no tardaríamos en volver a vernos.
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