Soy cocinero y tuve sexo anal con mi jefe en la cocina. Es dueño de un restaurante aquí en Guadalajara, es chef, yo estudié en Francia y tiene su propio restaurante desde hace varios años. Ahora solo llevo un año ayudándolo y aprendiendo todo lo que tiene para ofrecer. Y como soy una mujer muy hermosa, terminé llamando la atención de mi jefe que quería follarme. Dijo un día que me enseñaría todos sus secretos si accedía a tener sexo con él de vez en cuando.
No pude resistirme y dije que lo aceptaría, después de todo quería aprender todo lo que él sabía. Y al hacer eso siempre me mantendría en su restaurante, así que quería complacerlo e iba a tener el mejor sexo de su vida. Entonces, al día siguiente, cuando todos los empleados se habían ido, solo estábamos él y yo en la cocina. Se acercó, me sirvió una copa de vino caro, bebimos y hablamos un rato. Luego comenzó a besarme en la boca.
Después de besarme, se estaba quitando el uniforme y estaba locamente cachondo mirando mis grandes pechos. Froté mis senos en su cara haciéndolo extremadamente emocionado. Luego me pidió que me arrodillara y sacó su pene y me lo metió en la boca. Estaba chupando intensamente el pene de mi jefe excitándolo mucho, después de eso froté mis senos en su polla poniéndolo loco de córnea.
Después de eso me quité los pantalones, las bragas y estaba moviendo el culo y restregándoselo en la cara. El cabrón me puso encima del lavabo, me abrió las piernas y empezó a chuparme intensamente. Estaba muy emocionado con este cabrón chupando mi coño, luego comenzó a penetrar su gran pene excitándome mucho. Estaba sosteniendo mis piernas, chupando mis pechos y penetrando mi coño con fuerza.
El bastardo dijo que quería verme sentada sobre su polla y se acostó en medio del piso. Entonces comencé a rodar bien sobre su pene, el bastardo estaba sosteniendo mis senos y pidiéndome que me sentara más y más fuerte. Lo dejé intensamente satisfecho y me quedé sentado con más y más ganas y mayor velocidad sobre el pene del bastardo. Me estaba abofeteando y diciendo que se iba a correr y ensuciar mi coño. Yo gemía y le decía que se corriera dentro de mí.
Hice que mi travieso jefe se corriera intensamente, me dejó toda sucia y me quedé sentada hasta que yo también me corrí. Después de ese día me convertí en su perra mascota y ahora todos los días quiere follarme después del trabajo. Pero también me está enseñando todos sus secretos, así que vale la pena joderlo. Y además, es un viejo muy caliente y bueno en el sexo que me folla mucho mejor que mi novio que siempre se corre demasiado rápido.
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