Soy investigador en la comisaría y tuve sexo con el jefe. Esta historia es esa típica historia de traición entre compañeros de trabajo que terminaron enamorándose. Mi nombre es Juliana, trabajo como investigadora policial desde hace 5 años y terminé acercándome demasiado a Otavio, el policía donde trabajo. Estábamos más juntos que con nuestra propia familia y un día, ya muy tarde, estábamos en la comisaría bebiendo whisky y tratando de resolver un caso.
El clima terminó caldeándose entre los dos en esta pequeña habitación y terminé arrojándome a los brazos de este hombre fuerte y travieso. Y ahí fue cuando engañé a mi esposo por primera vez, me sentí muy culpable por eso. Pero no me pude resistir y ahora Octavio y yo somos amantes. También está casado pero está a punto de divorciarse de la empresa por motivos de trabajo. Amo a mi esposo, pero el sexo con Otavio es mucho más agradable e intenso y esto me está confundiendo mucho.
Es por eso que escribo esta historia aquí, para ver si alguien me puede ayudar con consejos sobre lo que debo hacer en una situación como esta. Entonces, para que quede claro, les voy a contar todo, desde el principio, sobre cómo terminé sentándome en el pene de mi jefe. Estábamos trabajando hasta tarde, era casi la una de la mañana, solo estábamos él y yo bebiendo whisky y hablando de un caso y también de nuestro alejamiento de la familia por nuestra profesión. Y estábamos sentados uno al lado del otro.
Y entonces Otavio me besó, estaba borracho y actuó por impulso. Pero yo también estaba borracho y terminé disfrutando del beso. Rápidamente nos quitamos la ropa y comencé a chuparle el pene, que era mucho más grande que el de mi esposo. Chupé intensamente y luego el cabrón estaba chupando mis pechos, me tiró en el sofá de su habitación y empezó a chuparme el coño. Estaba locamente cachonda y él estaba poniendo sus dedos en mi coño y mi culo. Entonces comencé a sentarme encima de su pene.
Octavio me asfixiaba el cuello y chupaba mis pechos mientras me penetraba con mucha fuerza. Luego saqué su pene de mi coño y lo metí en mi culo. Lo miré fijamente y le dije que penetrara con fuerza y él me golpeaba y penetraba con mucha fuerza. Y así terminamos corriéndonos demasiado calientes y me dejó toda sucia y con el culo dolorido. Pero fue un sexo muy sabroso, intenso e inolvidable.
Después de esa noche, todos se fueron a sus casas y traté de olvidar lo que pasó. El otro día hablamos y culpamos a la bebida. Pero 3 noches después estábamos solos otra vez hablando del mismo caso que no pudimos resolver. Esta vez no bebí, pero estaba sentado a su lado y me invadió un calor. No me pude resistir y él tampoco, terminamos teniendo sexo otra vez y volví a casa con el culo dolorido.
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