Me acosté con la vecina pechugona con el cuerno que dormía en la habitación contigua al salón. Y os voy a contar cómo ocurrió todo esto entre mi bella vecina llamada Morgana, una madura morena de 45 años dueña de unos perfectos y grandes pechos, un precioso culo bien grandón y todavía una preciosa cara. Mi vecino es un anciano rico dueño de una gran empresa, por lo que se casó con una hermosa modelo, que ahora es una mujer madura muy bella y sexy. Pero es un viejo gordo lleno de arrugas que no puede satisfacer a su mujer porque el dinero no resuelve todos los problemas.
Lo ha intentado todo, y toma medicamentos para que se le ponga la polla dura, pero nunca le dura mucho y a veces oigo que se pelean por la falta de sexo. Así que como siempre he estado loco por mi vecina un día fui a su casa para ver si podía tener un buen sexo. Me llamo Otavio, tengo 22 años y trabajo vendiendo canales de televisión por suscripción, y fui a preguntarle a mi vecina si quería actualizarse y tener más canales. Estaba medio triste y decidí preguntarle qué pasaba, no quería hablar pero decidí insistir. Le dije que sabía que no tenía relaciones sexuales con su marido y que les había oído pelearse varias veces.
Ella estaba avergonzada, pero yo fui rápidamente y me acerqué mucho a ella y le dije que estaba enamorado de ella y que realmente quería darle placer sexual. La traviesa dijo que tenía muchas ganas de un buen sexo y empezamos a intercambiar besos. No podía creerlo cuando me dejó besar su boca, y empecé a abrazarla y a agarrar su gran culo perfecto. Entonces me cogió la polla que ya estaba muy dura y me dijo que era un joven muy caliente y que llevaba mucho tiempo queriendo tener sexo conmigo, pero que nunca había tenido el valor de decirme nada.
Me sacó el pene y se puso de rodillas y empezó a chuparme la polla, dejándome muy excitado. Después sacó sus enormes pechos y los apretó sobre mi polla dejándome también muy excitado. Empecé a gemir fuerte y al mismo tiempo me pidió que me callara, dijo que su marido estaba en el dormitorio durmiendo.
Al mismo tiempo que me metía el pene en el pantalón, cogía el bolso y le decía que me iba, la traviesa me cogía la mano y la ponía sobre sus grandes pechos. Y me dijo que podía estar tranquila, que su marido estaba enfermo y tomaba muchas medicinas y que tardaría en despertarse. Pero tenía que estar en silencio durante el sexo para no arriesgarme a despertarlo.
Luego me tiró en el sofá y se sentó en mi regazo, se levantó el vestido y pude ver su coño caliente. La chica traviesa sacó mi pene y comenzó a sentarse muy sabroso, estaba frotando sus pechos en mi cara y diciendo en voz muy baja que ella pensaba que yo era muy caliente y hermoso. Luego se puso a cuatro patas y yo le penetré el coño muy tranquilamente, al fin y al cabo no podíamos hacer mucho ruido.
Y esta traviesa estaba ganando mucha polla en su coño caliente. Luego se tumbó en el sofá con las piernas abiertas y me dijo que la penetrara con fuerza. Y mi pene entraba con voluntad en el coño de esta traviesa mientras le abofeteaba la cara, y en poco tiempo tuvo un sensacional orgasmo. Entonces me corrí en su boca y me fui antes de que su marido se despertara.
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