Tuve sexo salvaje con la abuela de mi jefe. Nunca pensé que algún día tendría sexo con una mujer de 74 años. Pero terminé haciéndolo porque obtuve una buena recompensa. Esta vieja me dio 150 dólares a cambio de sexo que duró media hora. No era bonita, pero tenía unos pechos muy grandes, suaves, pero igualmente muy sabrosos y para mejorar todo a la vieja le gustaba el sexo anal. De esa manera, lo que se suponía que era solo por el dinero terminó siendo hecho también por placer.
Mi nombre es Ricardo, tengo 24 años y trabajo con Jorge, tiene 38 años y es un excelente abogado aquí en Juárez. Ayudo a organizar todos los procesos, trabajo como su secretaria y también de seguridad. Porque a veces hay clientes que tratan de presionarlo para que haga su trabajo más rápido y tengo que protegerlo. E incluso está pagando un curso de derecho para que yo también empiece a aprender.
Estuve involucrado con un cartel y él era el abogado de ese cartel. Pero después de una guerra terminaron arrestando a mi jefe y Jorge me quiso sacar de esa vida y me llamó para trabajar con él. Y yo no quería estar más involucrado con el cartel y me fui y ahora trabajo con él. Estoy muy agradecida por la ayuda y trato a Jorge como si fuera mi padre, y él me trata como si fuera un hijo que nunca tuvo. Un día me invitó a cenar a su casa y ahí lo conocí. Morgana, la abuela de Jorge.
En la mesa de la cena comenzó a frotar sus pies en mi pierna y subió hasta llegar a mi pene. Estaba avergonzado, pero traté de mantener mi postura y la dejé continuar. Después de la cena me iba a ir, pero entonces la abuela de Jorge me preguntó si podía llevarla a casa. Y tuve que aceptar y hacerle este favor, nos subimos al auto y ella me dijo donde estaba su casa. Mientras pasaba su mano por mi pene, le pedí que se detuviera, pero la mujer traviesa no se detuvo.
Y cuando llegamos a la puerta de su casa, sacó $150 de su cartera y me los metió en el bolsillo. Me llamó y ya sabía lo que quería, como era mucho dinero decidí aceptarlo, fui a casa de la niña traviesa y ya me estaba tirando en el sofá y quitándose el vestido. Frotó sus enormes pechos en mi boca y ya sacó mi pene y comenzó a sentarse en él mientras besaba mi boca. La anciana decía que a los jóvenes como yo siempre les pagaba a cambio de buen sexo.
Estaba penetrando su coño y ella se sentó intensamente en mi pene. Después de eso ella se puso a cuatro patas y me dijo que le penetrara el culo, yo me emocioné mucho y empecé a meter mi polla en el culo de Morgana. Ella gritó fuerte y terminó corriéndose con mi pene entrando duro y me corro en su culo caliente dejándolo muy sucio. Terminé durmiendo en esa casa traviesa y tuvimos sexo toda la noche, el otro día también. Fui a trabajar y ahora tengo a esta vieja como amante y tengo que confesar que me gusta mucho porque me da muchos regalos.
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