Le chupé el coño a mi vecina casada y tuvimos un intenso y sabroso orgasmo. Me llamo Manuela, tengo 23 años y soy lesbiana, me gusta mucho chupar coños y soy adicta al sexo. Hace poco estuve saliendo, pero rompimos porque para ella sólo pensaba en el sexo y no en el amor. Y cuando quiso hablar de matrimonio rompí con ella inmediatamente, soy demasiado joven para casarme. Así que desde hace dos meses estoy soltero y disfrutando de la vida, yendo a fiestas y más fiestas. Y conseguir con las mujeres más bellas de Guadalajara.
Pero había una en particular, mi vecina Fernanda, una hermosa rubia con grandes pechos que siempre me ponía muy cachondo. Tiene 43 años y siempre iba a su casa a jugar a los videojuegos con su hijo. Somos amigas y por eso siempre estoy en su casa. Un día vi una pelea entre ella y su marido. Estaban en el dormitorio discutiendo porque él no era capaz de hacerla tener orgasmos. Y como tenía problemas de erección y no quería preocuparse, encontraron una solución. Y esto despertó un enorme deseo de querer tener sexo con ella.
Ya que su marido no tenía éxito, le daría placer a esta hermosa rubia madura. Así que al día siguiente, sabía que por la mañana estaría sola en casa, porque su marido trabaja y su hijo estaría en la universidad. Así que ese día me salté el trabajo y fui a su casa, esperé a que salieran su marido y su hijo y me fui para allá. Llamé a la puerta, me atendió y le dije que había olvidado mi carnet de conducir en la habitación de su hijo. Fernanda me dejó entrar y fui directamente al grano.
Le dije que había escuchado su conversación y que cada vez estaba más cerca. Intentó irse toda avergonzada hasta que la sujeté del brazo y le dije que no podía seguir sin tener deliciosos orgasmos y en ese momento conseguí besar su boca. La tiré en el sofá del salón y me senté en su regazo y empecé a sacarle los pechos, rompiendo su blusa. Entonces me levanté y empecé a quitarle la falda, le puse las bragas a un lado y empecé a chuparle el coño. Empezó a gemir diciendo que esto era demasiado sabroso y yo seguí chupando aún más su coño.
Me miraba excitada y decía que mi lengua era mágica. Empecé a meter mis dedos en su coño haciendo que se excitara aún más. Poco después le pedí que se pusiera a cuatro patas en el sofá. Ella levantó su gran culo, yo sujeté este enorme culo y empecé a chupar el travieso. Hice gozar a esta rubia muy rápido, chupando su coño y aún poniendo los dedos con fuerza. Después de eso empezó a chuparme el coño y yo también me excitaba cada vez más.
Nos tumbamos desnudos en el sofá para hablar un rato. El clima se volvió aún más caliente y empezamos a besarnos de nuevo. Y terminé chupando de nuevo el coño de mi hermosa vecina y la hice correrse de nuevo. Se retorcía en el sofá, acariciando sus grandes tetas mientras yo chupaba su hermoso coño. Ese día fue precioso y no voy a mentir, a veces me llama para tener sexo caliente a escondidas de su marido.
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