Un desconocido me ofreció 200 dólares a cambio de una mamada. Y como realmente necesitaba el dinero, acepté. Me llamo Juliana, trabajo como limpiadora en un hotel aquí en Guadalajara y un día un huésped me ofreció este dinero a cambio de un sexo oral muy sabroso. Al principio no acepté, sobre todo porque era un viejo verde. Pero al día siguiente seguía aquí, en el hotel donde trabajo. Y de nuevo vino a ofrecerme dinero y como insistió mucho acabé aceptando.
No gano mucho dinero trabajando como limpiador en este hotel. Así que solemos aceptar las propinas de nuestros huéspedes. Este hombre quería darme mucho dinero, pero primero quería un favor. Aunque estoy casado acepté, después de todo no todos los días alguien te ofrece 200 dólares a cambio de sexo oral. Decidí aceptar y confieso que disfruté mucho haciéndolo. Todo ocurrió en la habitación del hotel, él quería sólo un sexo oral porque su esposa también estaba alojada en el hotel. Y lo hacía mientras ella estaba abajo desayunando.
Así que este viejo cabrón me dio el dinero, 2 billetes de 100 dólares, nunca había tenido uno en la mano y me puse muy contento. Entonces el bribón sacó su pene, grande y grueso me sorprendió. Pensaba que por ser viejo su pene no sería grande y mucho menos duro. Pero cuando se abrió el pantalón y lo sacó me sorprendió mucho, era grande y grueso. Le miré fijamente y el muy canalla empezó a meterme la enorme polla en la boca. Empezó a sacar mis pechos y a meter su enorme polla dentro de mi boca.
Y yo chupaba sin parar esa gran y deliciosa polla, dejando al viejo cabrón muy excitado. Me tiraba del pelo con una mano y me agarraba los pechos con la otra. Me llamaba puta y zorra todo el tiempo mientras yo chupaba sin parar. Tuve que sujetar la polla de este bribón con las dos manos porque era realmente grande. Lo chupé cada vez más, él gimió mucho y me agarró los pechos. Intenté escupirlo, pero el cabrón me sujetó con fuerza y siguió penetrando su polla, haciéndome casi vomitar.
Me tragué su semen y cuando me levanté para luchar contra él por hacer eso, me tiró del pelo con más fuerza. Me tiró en la cama y empezó a sacarme los pechos y a chuparlos. Intenté bajarme y le pedí que parara pero el muy cabrón no paraba y seguía chupando mis pechos y agarrándolos con fuerza. De nuevo su polla se ponía dura y quería volver a metérmela en la boca. Intenté alejarme de él, pero era mucho más fuerte y seguía metiendo su enorme polla en mi boca.
Intenté alejarme de él, pero era mucho más fuerte y seguía metiendo esa enorme polla en mi boca. Como su mujer llegaría tarde, el cabrón aún tendría tiempo de sobra, así que se la chupé aún más fuerte que la primera vez. Rápidamente se corrió de nuevo en mi boca y siguió ensuciando mis pechos con leche fresca. En cuanto se acostó en la cama me fui y no volví a ver a ese pervertido. Me pagó, pero fue un dinero difícil de ganar y no fue fácil como me imaginaba.
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