Tuve sexo con mis 2 traviesos jefes y disfruté demasiado sabroso en esta intensa orgía que hicimos en horas de trabajo. Mi nombre es Roberta, trabajo como secretaria desde hace 4 años en una empresa de ingeniería civil, centrada en la construcción de edificios. Hace poco mi jefe, el Sr. Alberto, tuvo que dejar su empresa porque era muy mayor y necesitaba descansar. Así que dejó a sus dos hijos a cargo, el Sr. Marcio y su hermano Mateus. Ambos eran más jóvenes y su forma de trabajar era muy diferente a la de su padre.
Un día me llamaron a su despacho, fui y me pidieron que me sentara. Me dijeron que ya querían subirme el sueldo, pero que para ello tendría que ayudarles. Quería un aumento de sueldo, ya que llevaba cuatro años allí. Y me dijeron que para eso querían un sexo muy caliente, que me aumentarían el sueldo al doble. Al principio me enfadé, pregunté si hablaban en serio y acabé dándole una bofetada a uno de ellos y me fui a mi casa. Estoy casada y no tuve el valor de decirle a mi marido lo que estaba pasando.
Al día siguiente no fui a trabajar, dije que lo estaba pasando mal. Y me pasé una semana sin ir a trabajar, ya que mi marido se va temprano y vuelve tarde, no se daba cuenta de que estaba mintiendo. Pero llegaban las facturas y no tenía dinero para ayudar a mi marido y tenía que inventar otra excusa. Así que, desesperado, acabé llamando a mi nuevo empleador y le dije que aceptaría su oferta, pero que sólo lo haría una vez. Aceptaron y me pidieron que volviera a trabajar al día siguiente. Llegué allí y me trataron muy bien, como si no hubiera pasado nada.
Pero después del almuerzo me llamaron a su oficina. Estaba muy nerviosa, entré y me pidieron que cerrara la puerta. La cerré y empezaron a ponerme las manos en los pechos, en la cara y fueron sacando sus penes. Me daba mucha vergüenza y no quería tener sexo con ellos, no era una prostituta sino una secretaria. Pero tuve que aceptar tener sexo con estos pervertidos. Así que empecé a chuparles la polla y se pusieron muy cachondos. Me agarraron los pechos y me tiraron del pelo.
Luego nos dirigimos a un sofá de su salón y, con gran vergüenza, me quité la blusa y luego la falda. Me quedé de pie frente a ellos llevando sólo un par de bragas, entonces uno de ellos se sentó en el sofá y me pidió que me sentara sobre su polla. Me puse las bragas a un lado y muy tranquilamente me fui sentando sobre su pene que era muy grande. Me apretó los pechos, los chupó y me pidió que me revolcara sobre su gran polla. Entonces su hermano me escupió en el culo y empezó a meterme el dedo en el ano. Luego puso su segundo dedo dentro de mi ano, poniéndome muy cachonda.
Confieso que me acabó gustando, y tras meterme los dedos en el culo el muy canalla empezó a meter su pene. Era bastante grande también y me metía todo en el culo volviéndome loca de lujuria. Y me penetraron dos veces por primera vez y acabé disfrutando con ellos. Lo que se convirtió en una sola vez se convirtió en todas las semanas. Y cuando recibí mi primer sueldo después de este acuerdo, me sentí muy feliz porque ganaba mucho más.
¿Has tenido sexo con alguna virgen nueva antes? Ya os contaré cómo acabé quitándole la virginidad a la joven Rafaela, una delicia de morena y caliente, de grandes pechos, precioso culo y sólo 19...
LEA ESTE CUENTOPracticar sexo con un hombre que tuviera un pene de 17 centímetros era algo que siempre había querido hacer. Aunque me gustan las mujeres, siempre tuve curiosidad por experimentar la sensación de...
LEA ESTE CUENTOTuve sexo intenso con la esposa de mi jefe una hermosa mujer madura rubia dueña de grandes pechos que me dejó demasiado excitado. Y no pude resistirme, ni ella que llevaba días sin sexo real. Y...
LEA ESTE CUENTOTuve sexo en el establo con el empleado de mi marido. Mi nombre es Samantha, tengo 29 años y vivo en el interior de Guadalajara en una finca grande propiedad de mi esposo. Trabaja con plantaciones y...
LEA ESTE CUENTOEste Conto ainda não recebeu comentários