Tengo 19 años y tuve sexo oral con el viejo profesor universitario. Un viejo travieso, de unos 43 años, un poco gordito, de pelo blanco. Su nombre es Sr. Rubens, es profesor de cálculo en mi curso de arquitectura. Mi sueño es ser una gran arquitecta, mi nombre es Leticia y soy una chica de 19 años que acaba de entrar a la universidad. Lo que les voy a contar sucedió el año pasado, a fines de año en la universidad donde estudio.
Soy un gran estudiante porque estudio mucho para salir bien en los exámenes. Porque como dije yo sueño con ser un gran arquitecto, y mi maestro es un gran arquitecto aquí en Guadalajara. Muy buscado por hombres ricos para construir casas enormes y edificios aún más grandes. El sueño de todos los alumnos es poder hacer prácticas en el estudio de arquitectura de nuestro profesor. Pero pocos lo consiguen porque es muy estricto.
Y un día al terminar la clase me pidió que lo esperara. Esperé y me dijo que era un gran estudiante y que estaba pensando en ayudarme. Dijo que había surgido una vacante en su empresa y que estaba pensando en llamarme para ser pasante en su empresa. Estaba muy feliz, pero luego vino con la otra parte de la noticia, dijo que para que yo consiguiera el trabajo tendría que demostrar que era digno de ser parte de su empresa.
Le pregunté cómo podía probarlo y me pidió que cerrara la puerta de la habitación. Lo cerré y volví con él, luego se sacó la polla. Me asusté y pensé en irme, pero luego dijo que solo quería sexo oral realmente bueno y que si hacía que se corriera lo suficientemente rápido, me contrataría para trabajar en su empresa. Consideré rechazar su oferta, pero si lo hacía nunca tendría una oportunidad, y realmente quería ser parte de su compañía, así que decidí que haría lo que él quisiera.
Me acerque a él y el viejo travieso comenzó a poner su mano en mi cintura, mi trasero y mis senos, luego me dijo que me arrodillara. Me arrodillé y él se corrió con su polla y tuve que chuparla. Era grande así que tuve que sujetarlo con ambas manos y lo chupé intensamente excitándolo mucho. Poco después, este hombre travieso estaba sosteniendo mi cabello y yo continuaba chupando intensamente haciéndolo más y más excitado.
Siguió agarrando mis pechos y llamándome traviesa mientras yo chupaba su pene intensamente, lo cual era muy duro. Este bastardo se emocionó mucho y dijo que estaba a punto de correrse en mi boca. Tuve que tragar toda la leche fresca de su pene y quedó inmensamente satisfecho. Me aseé y me dijo que el lunes podía empezar a trabajar con él y que este sexo oral que tenía era solo el comienzo. Tuve que aceptar sus condiciones, pero valió la pena porque estoy ganando dinero y trabajando para una gran empresa.
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