La hermosa pelirroja esposa del vecino quería mi polla. De esta manera tuve que follar esta traviesa y voy a contar aquí cómo sucedió. Para hacer esta historia aún mejor ya revelar a usted que todo esto sucedió el miércoles pasado. Era demasiado sabrosa esta pelirroja traviesa sentada en mi pene. Hicimos de todo, incluso sexo anal, pero ella no pudo durar mucho porque mi pene es demasiado grande. Me llamo Carlos, tengo 34 años, estoy casado y vivo en la Ciudad de México.
Y al lado de mi casa hay una mujer que se llama Beatriz, está casada con Marcelo. Marcelo y yo nos hemos hecho amigos porque somos vecinos. Beatriz también se hizo amiga de mi esposa. Siempre vienen aquí y siempre vamos a su casa. Pero hace poco Beatriz empezó a ponerse rara conmigo. Un día se le rompió el fregadero y Marcelo me pidió que fuera a echar un vistazo. Yo trabajo como electricista, fontanero y hago todo tipo de reparaciones en las casas.
Como aquel día hacía mucho calor, tuve que quitarme la camisa para arreglar el fregadero. Y como el problema era de fontanería, acabé mojándome. Beatriz estaba sentada en la silla de la cocina mirándome trabajar. Estuvimos hablando y decidió ayudarme dándome herramientas para arreglar las cañerías. En un momento me puso la mano en la barriga y me dijo que estaba toda despatarrada y que tenía mucho calor. Le dije que parara, pero ella no quería parar.
Empezó a quitarse el vestido y vi esos hermosos pechos grandes y perfectos que tiene. Dejé de arreglar el fregadero y me quedé mirándola sin decir nada. La safada se estaba quitando las bragas y se fue a su habitación y me dijo que yo también fuera allí. No pude contenerme más, estaba demasiado buena y aún sin ropa. Acabé quitándome también la ropa y yendo a la habitación donde la safada duerme con su marido. Al entrar en la habitación pensé en Marcelo, no estaba bien hacer eso.
Pero su traviesa esposa estaba a cuatro patas sobre la cama mostrando su caliente coño y culo. Me olvidé de su marido y empecé a chuparle el coño a la pelirroja. Ella gemía intensamente mientras yo lamía su hermoso coño, entonces empecé a penetrar mi polla con mucha fuerza. Sujeté su esbelta cintura y estaba penetrando con fuerza el coño de esta traviesa chica. Ella gemía fuerte y me pedía que la penetrara más fuerte. Entonces la preciosa Beatriz empezó a sentarse sobre mi polla y yo le penetraba el coño y le metía el dedo en el culo.
Ella dijo que quería hacer anal y empezó a meter mi pene dentro de su culo caliente. Pero le dolía el culo y rápidamente desistió de esta idea y volvió a meter mi polla en su coño. Me la follaba duro y así tuvimos un orgasmo intenso y muy sabroso. Luego tuve que volver al trabajo y arreglar el fregadero de la cocina. Lo arreglé y me fui, no podía tener más sexo porque su marido estaba a punto de llegar del trabajo.
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