El vecino me debía $500 y tuve que follarme a su esposa. Esta historia definitivamente te hará disfrutar mucho y querrás leerla e imaginarla una y otra vez. Porque es 100% real y muy guarra. Mi nombre es Diego, tengo 30 años y vivo al lado de Bruno, que es mi amigo y vecino. Un día necesitaba pedir prestados $500, se los di y dije que los necesitaba el próximo mes. Y pasaron los meses, y después de 4 meses sin recibirlo, tuve que tomar medidas.
Como tengo primos que son parte del Cártel, los llamé para que me ayudaran a conseguir mi dinero. Fuimos a la casa de Bruno y terminó recibiendo un puñetazo en la boca. Después de eso le pedí mi dinero, me dijo que no lo tenía. Ya estaba demasiado estresado por este pendejo, así que le dije que le perdonaría toda la deuda si me dejaba follar a su esposa. Su nombre es Iris, no es muy bonita, pero es buena y siempre he querido tener sexo con ella.
Bruno estaba muy asustado y su esposa en ese momento llegó del trabajo. Y estaba desesperada al ver a su marido herido. Ella preguntó qué queríamos a cambio y le dije de nuevo que quería follármela. La niña traviesa dijo que lo aceptaría y que después de eso se suponía que nunca volvería a hablar con ella y su esposo. Se enojó y dijo que ella no podía hacer eso, Iris luego abofeteó a Bruno y dijo que tuvo que haberlo pensado antes de pedirme dinero prestado.
Mi primo vio a Bruno en la sala y yo fui a su habitación con su esposa. Cerramos la puerta y Bruno se volvió loco, pero mi primo tenía que mantenerlo manso y tranquilo. Iris me pidió entonces que me sentara en la cama y se quitó la ropa. Muy bonitos pechos grandes y su maravilloso culo, saqué mi pene y empezó a darme un sexo oral perfecto. Me chupó la polla y yo tiraba de su pelo y acariciaba sus pechos.
Después de eso Iris se puso a cuatro patas sobre la cama y pude admirar ese hermoso trasero enorme. Quería darle placer, así que le chupé el coño, le lamí el culo y ella empezó a gemir diciendo que estaba muy rico. Así fui penetrando mi pene, con cariño dentro de su caliente coño. Sujeté su cintura y penetré lentamente en su coño y lo intensifiqué con cada penetración. Ella gimió de lujuria y Bruno intentó entrar a la habitación, pero mi prima lo detuvo dándole más puñetazos al cornudo.
Iris estaba sentada caliente en mi pene e intercambiamos intensos besos en la boca. Le azotaba el culo y ella suavemente me llamaba caliente mientras mi pene entraba en su coño más y más fuerte. Y así Iris y yo venimos muy calientes con este sexo intenso. Entonces me dijo que la podía buscar en secreto, me dio su número de teléfono y me fui con mi prima. Después de ese día, Bruno nunca más quiso hablar conmigo, pero su esposa siempre viene a visitarme.
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