Después de mucho pensar si publicar o no esta historia, decidí publicarla, después de todo, nadie sabrá quién soy, así que no hay razón para que no cuente esta historia. Y como me emociono mucho leyendo estas historias porno reales, también tengo que hacer felices a todos los demás y compartir la mía.
Y hoy os quiero contar la historia que tuve con mi cuñada, una morena deliciosa que tiene unos pechos de silicona preciosos y un culo precioso y perfecto. Este gato lleva casado con mi hermano unos 6 años, tienen un hijo y todo. Una familia brasileña tradicional, pero tiene un problema. Cada vez que me sigue mirando y comiendo mi polla. Debe ser porque mi hermano es gordito y yo soy toda fuerte. Incluso puede que tenga más dinero que yo, pero te garantizo que no puede darle a mi cuñada el placer que se merece porque es una esposa puta a la que le encanta una buena polla en el coño.
Así que un buen día mi hermano se fue de viaje de negocios y me pidió que cuidara de su puta esposa. Solo me dijo que fuera a verla si necesitaba algo. Junior se fue a dormir a casa de su amigo y la mujer puta de mi hermano se quedo sola en casa dispuesta a tener rabo. Luego fui allí a visitarla por la noche con el propósito de recogerla en camisón. Y eso fue lo que pasó, cuando llegué me encontré a la puta esposa de mi hermano en calzones y blusa y eso me volvió loco.
El travieso abrió la puerta y me pidió que entrara. Entré y ella estaba caminando y mostrando ese culo perfecto y caliente y la camiseta con los pezones a la vista. Yo no quería hablar, la agarré del pelo y le di un beso muy rico. Ella ya puso su mano en mi polla y comenzó a acariciarla mientras me besaba. Así que le pedí que bajara la boca. La mamada de esta puta esposa es realmente sensacional. La perra se estaba untando todo chupando mi polla.
Después de recibir esta mamada caliente, puse a la perra a cuatro patas en el sofá y comencé a trabajar duro con ella. Yo estaba dispuesto a poner los rollos en su coño y el bandolero enloqueciendo y gimiendo como una gata en celo. El rollo venía fuerte y ella gemía deliciosamente.
Luego quiso premiarme con un intenso swing en la barra. Fue agradable sentarse y abofetearme en la cara. Mientras le metía el dedo meñique en el culo y le penetraba el coño de buena gana. La maldita se volvió loca con el rollito entrando muy fuerte y terminé llenando su coñito caliente de semen.
Ahora, cada vez que mi hermano viaja, voy allí para cuidar de su encantadora esposa. Y siempre tomo esta manera traviesa y rompo en su coño. Hago todo lo que mi hermano gordito no puede hacer.
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