Penetré a mi jefa a la fuerza y le gustó. Les cuento sobre este momento que tuve con Luciana, mi jefa, todo sucedió en su casa. Al principio tengo que confesar que fue a la fuerza, ella no quería y yo sí. Pero luego le empezó a gustar, y no quería parar porque le gustaba sentir entrar mi pene. Y como tengo una polla mucho más grande que su marido, esta mujer traviesa estaba extremadamente excitada. No jugué y le di lo que más deseaba, disfrutar de una buena polla gruesa entrando.
Mi nombre es Fernando, tengo 23 años y trabajo en una tienda de artículos deportivos. Como camisetas de equipos de fútbol, balones, camisetas de tenis y todo lo relacionado con artículos deportivos. Es una tienda muy grande, he estado trabajando aquí durante 4 años y no falta mucho para que sea el nuevo gerente de la tienda. Luciana la dueña de la tienda ya me dijo hace unas semanas que yo iba a ser el gerente. Pero no lo hizo, porque su esposo decidió que él sería el gerente de la tienda.
Cuando escuché la noticia de que ya no sería el gerente, me enojé mucho. Y decidí que no se quedaría así, había hecho varios planes con ese dinero. Al día siguiente era sábado y yo sabía que el esposo de mi patrón se iba. Así que decidí ir a hablar con ella y rogarle que me dejara ser su nuevo gerente de tienda. Fui a su casa y me invitó a pasar. Nos sentamos en el sofá de la sala y dije todo lo que quería decir. Ella vino diciendo que me quería como gerente, pero que lamentablemente tendría que dejar que su esposo fuera el gerente y no yo.
En ese momento solo pensé en desahogar mi ira, así que agarré a mi jefa por la muñeca y comencé a besarla a la fuerza. La traviesa me dijo que parara, así que saqué mi pene y ella comenzó a correr por la casa. Dijo que iba a llamar a la policía, logré agarrarla del pelo y la llevé de regreso a la sala. Y puse mi pene duro dentro de su boca, luego le estaba rasgando el vestido. Ella gritó, pero luego se calló cuando finalmente logré penetrar su coño.
Me estaba penetrando y el travieso comenzó a gemir sabroso. Dijo que no quería follarme, pero mi polla era demasiado grande y se sentía demasiado bien. Así que seguí tirando de su cabello, abofeteando su trasero y su cara. Y a la traviesa le empezó a gustar y pedía más bofetadas, me decía puta y pedía bofetadas aún más fuertes. Tanto la mía como la cachonda de ella aumentaron cada vez más y dejé de penetrar su coño y comencé a penetrar su culo.
Ella gritó al principio y me dijo que parara porque no estaba acostumbrada a tener sexo anal. Pero no me detuve y fui penetrando cada vez más, como ella sabía que no podía intentar escapar, me dejó penetrar su culo caliente. Terminé corriéndome en su culo caliente y al final le di un regalo. Le estaba chupando el coño hasta que se corrió en mi boca, y así tuvimos un buen orgasmo. No me convertí en gerente, pero tengo a mi jefe como mi amante. Y ahora me será más fácil deshacerme de su marido.
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