Chica pelirroja de 19 años perdiendo la virginidad de su coño. Mi nombre es Amado, tengo 34 años y soy empresario. Tengo un restaurante muy de moda aquí en Tulum, así que me las arreglo para vivir muy cómodamente gracias a mi trabajo. Y como sigo soltera, me gusta conocer muchas jovencitas, porque me gusta follar jovencitas hermosas a las que les gusta el dinero. Así es mucho más fácil, porque tengo lo que quieren, mucho dinero y una vida lujosa.
Y quiero contarles un poco sobre Lorena, una maravillosa jovencita pelirroja que va al colegio con mi hija. Tuve una hija en esas relaciones que no eran serias. No creo que esté lista para casarme y tener una familia, pero cuido mucho a mi hija. Además de darle mucha atención, le doy una vida muy lujosa, y tiene una amiga pelirroja preciosa. Lorena es maravillosa y estuve locamente cachondo desde la primera vez que la vi.
Como suelen venir a mi restaurante celebridades de todo el mundo, mi hija siempre está aquí. Y ese día trajo a su amiga y la traté como a una princesa. Le encantó y cuando mi hija fue al baño fui a hablar con su amiga y le pedí su número de teléfono. Le pedí que no le dijera nada a mi hija y la joven pelirroja lo mantuvo en secreto. Nos quedamos hablando casi una semana, hasta que la llamé aquí a su casa.
Llegó con un hermoso vestido corto y eso me emocionó aún más. Tengo un gran deseo sexual por las jóvenes pelirrojas, son muy raras aquí en México y esta me estaba volviendo loca de lujuria. Tuvimos una gran cena preparada por mí, ya que soy chef. Y tomamos un buen vino especial, la emborraché un poco y fui directo a ella, le dije que a mi lado tendría mucho lujo y placer. La joven ya se estaba levantando y comenzó a quitarse la ropa dejándome sumamente emocionado. Estaba loco de córnea al ver ese hermoso cuerpo.
Luego se puso a cuatro patas en el suelo y vino hacia mí como una perra en celo. Sacó mi pene y mirándome directamente me dijo que era una chica joven que costaría mucho dinero. Ya entendí lo que quería y le dije que me chupara el pene. Mientras ella me chupaba el pene, yo le tiraba unos dólares a la cara haciéndola muy feliz. Luego saqué más billetes de 100 dólares y se los puse en sus bragas, ella se los quitó todo y empezó a sentarse en mi pene.
Estaba penetrando a la joven Lorena, ella gemía deliciosamente y me llamaba traviesa. Mientras mi pene entraba cada vez más fuerte dentro de su delicioso coño. La penetré de buena gana, la traviesa también estaba a cuatro patas y en ese momento no pude contenerme más. Y me corrí intensamente dentro de su coño, durmió conmigo ese día. Por la mañana ya desperté a la joven chupándole el coño y la estaba penetrando con todas mis fuerzas e hice correrse también a la traviesa. Ahora es mi putita y siempre quiere dinero.
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