Dejo que mi vecino gay me la chupe. Por supuesto que no fue gratis, pagó un buen dinero para poder hacer eso en mí. Me llamo Leandro y mi vecino es un hombre de 40 años que se llama Gusman, está casado, tiene hijos pero oculta este secreto. Suele llevarme porque trabajamos en la misma empresa, me consiguió un trabajo y se lo agradezco mucho. Y acabamos acercándonos mucho debido a que tenía que dar un paseo con él casi todos los días para ir al trabajo.
Y un día creo que terminó confundiendo las cosas. Salimos después del trabajo a beber un poco y terminó exagerando. Y cuando subimos al coche para volver a casa me puso la mano en el pene. Me sentí muy avergonzado y le dije que dejara de hacer eso, y de nuevo el bribón intentó poner su mano en mi pene. Entonces tuve que darle un puñetazo en el brazo y le dije que me iría para no tener que coger un viaje con él. También le amenacé con contárselo a su mujer y a todos los del trabajo. Al mismo tiempo se detuvo y volvió a ponerse serio.
Pero el muy cabrón me sorprendió, cogió su cartera y sacó cuatro billetes de 100 dólares y dijo que me los daría a cambio de sexo oral. Dijo que siempre quiso chuparme la polla y que de vez en cuando le gusta hacerlo. Estaba muy necesitado de dinero, y 400 dólares eran casi todo mi sueldo y no pude resistirme. Cogí el dinero de su mano y saqué mi polla. Fue muy suave porque me gustan las mujeres. Pero aun así el bribón me la chupaba, me acariciaba el pene y lo besaba mientras me llamaba gostoso (delicioso).
Y fue tragando y poco a poco mi polla empezó a ponerse dura y yo empecé a avergonzarme y a confundirme. Porque me gustaban y siempre me han gustado las mujeres, pero este hombre chupándome la polla me ponía cachondo. Mi polla se ponía cada vez más dura y crecía en la boca del cabrón que no dejaba de mirarme y decir que sabía cómo hacer que un hombre se corriera. Él chupaba cada vez más fuerte y yo estaba cada vez más excitada y no podía contenerme más.
Acabé corriéndome en su boca y se lo tragó todo. Estaba muy contento de haberme chupado y tragado mi semen. Se limpió la boca y dijo que me iba a llevar a casa y que había disfrutado mucho chupándomela. Y confieso que me acabó gustando haberme dejado chupar por este bribón. Y al cabo de unos días le dejé que lo hiciera de nuevo, pero esta vez no tenía que pagarme nada, porque quería volver a sentir que me chupaba así.
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