El gerente de la empresa me hizo chuparle el pene. Mi nombre es Roberta, soy una morena de 22 años que acabó teniendo sexo oral en el trabajo. La empresa en la que he estado trabajando durante 3 meses terminó entrando en una crisis financiera y tuvo que despedir empleados. Como soy el más joven y el último en incorporarme, sería el primero en ser despedido. Y yo no quería porque necesitaba ese trabajo, y como me fui de la casa de mis padres hace poco tiempo, no quería tener este tipo de problema. Y para colmo, recibí una oferta que no pude rechazar.
Marcos, el gerente de la empresa, me llamó a su oficina. Es un señor de 40 y tantos que es el gerente de la empresa y se encarga de monitorearnos para el verdadero dueño de la empresa. Me senté en la silla y dijo lo que más temía. Me despediría porque yo era la última en entrar, me despediría junto con otras 5 chicas. Pero antes de despedirme me dijo que podría haber una alternativa. Hizo esta petición a las otras chicas, pero ninguna de ellas aceptó. Le pregunté qué era y me sorprendió por completo.
Dijo que mantendría mi trabajo si accedía a darle un sexo oral muy sabroso. Tenía miedo y tenía muchas ganas de irme. Pero como dije antes, necesitaba este trabajo. Entonces me vi obligado a decir que acepté su propuesta. Ni siquiera lo creyó y me pidió que le repitiera que acepté. Luego, el bastardo gordito se fue a un sofá en su oficina y comenzó a ponerse cómodo. Se sentó y se sacó el pene del pantalón y ya estaba muy duro. A pesar de ser viejo y gordo, su pene todavía era bastante duro y bastante grande.
Me acerqué, me arrodillé y comencé a agarrar el pene de mi manager. Estaba locamente cachondo, me pasaba la mano por la cara y decía que yo era inmensamente hermosa. Todavía seguía diciendo que seríamos muy amigos y que siempre me protegería en esa compañía. Mientras lo hiciera feliz también, en ese momento supe que no iba a ser solo sexo oral. Pero tendría que mantener este trabajo hasta que pudiera conseguir otro. Entonces comencé a chupar este pene grande y grueso del bastardo gordito haciéndolo muy feliz.
Empecé a chupar la cabeza de su pene, que era muy gruesa. Y me miraba con cara de travieso y gemía suavemente diciendo que yo era hermosa. Mientras tanto chupé intensamente el pene del bastardo. Estaba chupando sin parar porque quería que se corriera lo más rápido posible para poder irme. Así que estaba chupando sin parar y de una manera muy sabrosa y el cabrón gemía cada vez más. Empezó a tirarme del pelo y decía todo el tiempo que mi mamada era la mejor del mundo y me ordenaba que siguiera chupando más.
Y de repente terminé tragando un gran chorro de esperma. El cabrón se vino en mi boca y ni siquiera me dijo, y tuve que tragarlo todo para no desordenar su sala. Después de eso se rió y hasta dijo que la semana que viene tendría que chupárselo de nuevo. Fui directo a casa a cepillarme los dientes para quitarme el sabor a esperma y el viejo pene de ese gordo. Después de ese día que me la chupé a mi gerente, tuve que seguir chupándolo durante unos meses más hasta que logré cambiar de trabajo.
Soy cocinero y tuve sexo anal con mi jefe en la cocina. Es dueño de un restaurante aquí en Guadalajara, es chef, yo estudié en Francia y tiene su propio restaurante desde hace varios años. Ahora...
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