Enfermera tiene sexo anal con rico empresario. Si tu intención hoy es disfrutar leyendo un buen cuento de zorras, disfrutarás mucho leyendo mi cuento. Sobre el día que terminé penetrando a una joven enfermera que cuidaba a mi padre. Su nombre es Isabel, una bella mujer de perfectos y lujuriosos pechos, una boca muy bonita, toda roja y grande. Sus ojos también eran hermosos, y tenía un trasero perfecto que me excitaba muchísimo. Yo creo que porque vio que era una casa enorme se interesó por mí.
Porque el primer día vino con un traje de enfermera muy largo, pantalón y camisa blanca todo cerrado. Cuando vio que realmente tenía mucho dinero, a partir del segundo día empezó a venir con un vestido blanco corto y eso me emocionó mucho por esta hermosa mujer. Tiene 25 años, está casada y, por lo poco que sé de ella, es muy ambiciosa. Me sedujo durante una semana y no me pude resistir, y terminé engañando a mi esposa con esta jovencita.
Mi nombre es Henrique, soy empresario del sector agroindustrial y vivo en una finca en la región de Jalisco. Mi padre estaba muy enfermo, casi se muere de un infarto y necesitábamos una enfermera que se quedara aquí con él unos días. Y llegó esta hermosa mujer que me hizo muy feliz, muy caliente, quise follármela desde el primer día que la vi aquí en casa.
Pero tuve que contenerme, de lo contrario podría asustarla. Y a medida que pasaban los días, nos acercábamos más y más. Empecé a darle regalos a esta hermosa enfermera y le gustó. Hasta que un día me desperté de madrugada, no tenía sueño y fui a ver una película. Llegó en camisón, se sentó a mi lado, hablamos y terminó besándome. Y en la sala engañé a mi esposa que estaba durmiendo en el dormitorio. La hermosa enfermera levantó su camisón, sacó mi pene y estaba besando mi boca mientras se sentaba en mi polla.
Esa boca caliente era un gran besador, y la forma en que se sentó lentamente en mi polla estaba fuera de este mundo. Ella sabía lo que estaba haciendo allí encima de mi polla, entonces se levantó, giró su trasero y me lo frotó en la cara, y luego siguió sentada. Ese culo enorme me volvía loco de lujuria, estaba acariciando y apretando fuerte el culo de la enfermera y ella se sentaba sin parar.
Para hacerme disfrutar esta zorra traviesa estaba a cuatro patas sobre la alfombra como una zorra en celo. Alcancé detrás de ella sosteniendo su hermoso culo y continué penetrando su coño. Al final todavía me hizo una mamada muy sabrosa y tragó leche fresca. Me vine intensamente teniendo sexo nocturno con esta enfermera traviesa. Días después empezó a pedirme cosas, más dinero, joyas, hasta tuve que viajar con ella a Acapulco un fin de semana. Estoy realmente enamorado porque su sexo es muy caliente y ahora es mi amante inseparable.
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