Empecé a leer estas historias eróticas y cada día me emociono más, es una historia tan caliente y excitante que disfruto cada día con una buena lectura de putear. Como veo que la mayoría no pone nombres, ciudades para no comprometer a los protagonistas de estas historias, decidí contar la mía también. Terminé teniendo una experiencia que es una historia erótica muy agradable, en la que me estaba follando a la criada a la fuerza y me corría sobre su culo caliente.
Cuando tenía 22 años, todavía vivía con mis padres, y encontraron una joven sirvienta que era un poco mayor que yo. Tenía 25 años y trabajaba como empleada doméstica para ayudar a mantener a su familia. Y me emocioné mucho al ver a esta sirvienta deleitar porque estaba muy caliente. Y yo siempre estaba alabando su gran trasero.
Sin embargo, estaba casada y era muy fiel a su pareja. Incluso le ofrecí dinero, 500 pesos y aun así no aceptó. Y como mi lujuria por ella crecía más y más cada día, tenía que hacer algo con esta situación. Y a esa edad no pensaba mucho en las consecuencias de mis actos. Y actuó por impulso, y por lujuria cuando tenía una mujer en el juego.
Juro que no pensé bien, pero cómo pasé toda la tarde a solas con esta joven sirvienta. Porque mis padres trabajaban todo el día en ese momento. Y me quedé pensando en muchas cochinadas con esta sirvienta, porque ya se estaba convirtiendo en un fetiche, que tenía que hacer costara lo que costase. Ya valía mucho más que sexo, era una misión.
Vi que había una cuerda en la despensa, y tomé esa cuerda y un paño para que sirviera de mordaza para callar a la perra en caso de que comenzara a gritar. Mientras ella lavaba las cacerolas, entré muy despacio por detrás y la até fuerte y rápido. Le retuve los brazos y ya le estaba poniendo la mordaza en la boca para que no siguiera gritando.
Y eso es todo, ella estaba atrapada y totalmente indefensa y podía hacer lo que quisiera con esa morena caliente. La levanté y la llevé a mi cama, la tiré allí y le quité los pantalones. Y quitándose los pantalones trató de retorcerse y patearme. Y tuve que atarle las piernas también. Y finalmente ella fue totalmente precisa y pude comer mi comida en paz.
Y finalmente logré quitarle los pantalones y me emocioné mucho. Su culo era muy redondo y muy caliente. Y para colmo, aún tenía la marca del biquini, señal de que está bronceada y le gusta ser vanidosa. Estaba pasando mi mano por ese enorme culo y besándolo por todas partes. Fue al armario y trajo una crema hidratante para el cuerpo porque no había lubricante.
Empecé a aplicar la crema hidratante corporal por todo su trasero, y le estaba dando pulgares calientes mientras se movía. Pero fue inútil porque estaba atrapada, y después de una buena metida de dedos en su culo. Me las arreglé para lograr mi fetiche, mi misión y estaba follando ese culo apretado y agradable. Le di unas buenas penetraciones en ese culo caliente.
Después de follar mucho, durante unos 40 minutos terminé corriéndome en el culo de la sirvienta y ella se puso todo el culo rojo porque follé brutalmente. Y me las arreglé para pasar la tarde follándome a la criada a la fuerza en ese anal caliente. Entonces la desaté y nunca más la volví a ver, porque la joven sirvienta renunció al día siguiente.
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