Le di el culo a un traficante muy travieso con una polla enorme que me dejo con el coño y el culo doliendo mucho. Mi nombre es Naiara y trabajo como arquitecta y me llamaron a la casa de un capo del cartel de la droga aquí en Guadalajara, y este viejo me llamó para renovar una de sus mansiones. Y yo soy una mujer muy atractiva, morena de pelo largo, alta y con grandes tetas y un perfecto culo pinto. Me emocioné mucho con este jefe del cartel y me sorprendió, fue a la caja fuerte y regresó con una maleta llena de dinero.
Dijo que la mitad era para el servicio de remodelación de su mansión y la otra mitad era para el servicio que iba a hacer en ese momento. Le pregunté qué y ya cerró con llave su oficina y se estaba sacando el pene, ya estaba muy duro y estaba muy grande. Me puse nerviosa y se me acercó y me dijo que me penetraría el culo. Al mismo tiempo le dije que así no funcionaban las cosas y me preguntó si estaba viendo tanta gente armada esparcida por la mansión. Y me dio dos opciones, o le entregaba mi trasero o no volvería a tener sexo con nadie más. Y entendí el mensaje y ya tomé su polla y comencé a chuparla muy sabroso haciéndolo feliz. El cabrón cerró la maleta y dijo que sería el arquitecto más rico de Guadalajara.
Todavía estaba muy nervioso, estaba chupando su enorme polla y excitando mucho al viejo bastardo. Y como iba a tener que tener sexo y iba a ganar un buen dinero, tenía que hacerlo bien. Porque pensé que sería lo más perra posible para hacer que este viejo viniera rápido y me dejara ir. Así que chupé con ganas y dejé que agarrara mis grandes tetas y me diera una linda caricia mientras yo me tragaba casi toda la pistola del cabrón traficante. Y ese día le di el culo a un traficante viejo y sucio que tenía una polla enorme.
Y después de un oral muy sabroso, el chico travieso me pidió que me desnudara. Me estaba quitando la ropa muy lentamente y él vino chupando mis senos y tirando de mi cabello. Me puso a cuatro patas encima de su sillón y me folló levemente por el coño. Estaba tirando de mi cabello, llamándome puta mientras penetraba mi coño con fuerza. Gemí con fuerza y su pene se hacía cada vez más fuerte y ya empezaba a dolerme el coño. Pero necesitaba ser fuerte y aguantar hasta el final.
Y la polla estaba entrando y le estaba dando el culo a un traficante de drogas travieso. Después de follarme mucho el coño dijo que me iba a penetrar el culo. Le dije que no estaba acostumbrada y que me dolía mucho y que a él ni siquiera le importaba. Escupió en mi ano y comenzó a meter su dedo muy fuerte dentro de mi culo y dijo que el dolor comenzaría cuando pusiera su enorme polla. Ya me estaba poniendo nervioso y sonando frío hasta que sentí un dolor muy fuerte en mi trasero y tuve que gritar mucho. Le pedí que se detuviera ahí y siguió más fuerte.
Y me estaba penetrando el culo y doliéndomelo todo. Me estaba costando mucho tomarlo y casi lloraba de dolor. Pero como él era el jefe del cartel, tuve que dejarlo ir y decidí hablarle de putas y enrollarme con él para que viniera lo antes posible. Y le pedí que me tirara del pelo y me azotara el culo hasta que sentí el chorro de leche entrando en mi culo. El viejo vino y me dio una palmada en el trasero y dijo que podía irme. Y así le di el culo a un narcotraficante que me dejó con el culo adolorido, hasta salí de ahí cojeando.
Mi nombre es Mónica y tuve sexo en el estacionamiento donde trabajo con uno de los guardias de seguridad de la empresa. Hace tiempo que quiero tener sexo con esta morena alta y fuerte que es la...
LEA ESTE CUENTOAmenacé con despedir a la criada y ella me dejó follarle el culo. Si tienes una empleada y realmente quieres follarla, amenaza con echarla. Hice eso y funcionó muy bien, asusté a la chica traviesa...
LEA ESTE CUENTOBebí tequila por primera vez y le di mi culo caliente al amigo de mi novio. Estábamos en una pequeña fiesta y decidí probar el tequila por primera vez. Mi nombre es Julia y tengo 18 años y lo que...
LEA ESTE CUENTOSoy un creyente muy pervertido, porque ni siquiera quería ser evangélico, pero solo tengo 18 años y mis padres me obligan a ir a la iglesia todas las semanas. Lo malo es que saben que me follé a...
LEA ESTE CUENTOEste Conto ainda não recebeu comentários