Mi esposo quería sexo oral diferente y terminé excitándolo mucho. He estado casada por 9 años con mi amado esposo llamado Manuel. Es alto, fuerte y aún guapo a pesar de tener 45 años. Y acabé sorprendiéndome hace unas 3 semanas con una petición suya. He notado que mi esposo últimamente no ha querido tener sexo como antes. Pensé que sería por la edad y demasiado trabajo, pero terminé sorprendiéndome.
Un día de estos quería preguntarle qué podíamos hacer para mejorar nuestro sexo. Que había notado que estaba muy distante y que la última vez ni siquiera tuvo orgasmos durante el sexo. Luego me preguntó si realmente lo amaba, le dije que sí y comenzó a decirme que había algo que yo podía hacer. Le pregunté qué y me llevó a la cama, comenzamos a intercambiar besos y el ambiente comenzó a caldearse entre nosotros. Terminamos desnudándonos completamente y luego me dio su pedido. Me dijo que le chupara el pene y lo chupé intensamente.
Estaba gimiendo muy bien y su polla estaba realmente dura, por lo que estaba muy emocionado. En ese momento me sorprendió su pedido, me dijo que siguiera chupando, pero más abajo. Así que abrió mucho las piernas e hice lo que quiso. Empecé a lamer poco a poco y él ya empezó a gritar, gimiendo en voz alta diciendo que era demasiado sabroso. Y me pidió que le masajeara el pene mientras yo le lamía el culo, que ese día estaba bien depilado. Perfectamente suave, yo estaba chupando y él gritando de lujuria.
¿Y pensaste que era demasiado? Me sorprendió aún más al decir que te metiera el dedo en el culo. Así que tuve que hacer eso ya que lo emocionaba, puse mi dedo muy levemente y él gritó aún más fuerte, dijo que estaba demasiado sabroso y me pidió que lo pusiera más fuerte. Estaba acariciando su pene y poniendo mi dedo en su culo de buena gana. Se lo puse bien fuerte y en poco tiempo acabó disfrutándolo sabroso. Me quedé ahí mirándolo todo sucio de leche porque el chorro subió y le cayó encima, ensuciándose todo.
Fuimos a ducharnos juntos y en el baño me volvió a pedir que hiciera lo mismo. Pero esta vez se puso a cuatro patas en el suelo, metió su gran trasero y me dijo que volviera a poner el dedo. Y me lo estaba poniendo de buena gana y le pregunté si después me penetraría bonito también. Dijo que me haría cualquier cosa ya que lo excitaba tanto. De esa manera hice lo mejor que pude y puse mi dedo aún más fuerte en el culo del bastardo.
Y entonces mi esposo vino por segunda vez y gimió aún más y con una voz muy fina como un hombre gay. No pensé que iba a poder follarme ya que había tenido un orgasmo dos veces seguidas. Pero me sorprendió, como realmente hice que se corriera, decidió hacerme a mí también. Así que este bastardo me tomó duro y estaba penetrando mi coño y mi culo como un animal salvaje queriendo aparearse. A raíz de eso quedé muy desollado y salí muy sabroso. Después de ese día, nuestro sexo mejoró aún más, porque me contó lo que realmente lo excitó.
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