Te diré cómo llegué a ser conocido como el bombón que muestra las tetas. Mi nombre es María Eduarda, tengo 22 años y trabajo en un supermercado aquí en Tijuana. Y hace como 5 meses terminé siendo descubierto, estaba sacando algo de dinero, como soy muy bueno en los cálculos me hice un esquema donde sacaba parte del efectivo del cajero todos los días. Pero terminé siendo descubierto por mi superior, el gerente del supermercado Alberto, ya un anciano de 46 años, muy molesto y estricto terminó descubriendo mi plan.
Y un día me llamó a su oficina para despedirme. Y dijo que todavía no me pagarían por el tiempo de trabajo porque tenía una manera de probar que estaba robando el supermercado. Así que tuve que apelar y sin pensarlo me saqué las tetas. Porque he visto varias veces a este viejo pervertido mirándome con un deseo enorme. Y cuando me saqué las tetas se volvió loco de lujuria. Sus ojos se abrieron y se quedó paralizado con sólo mirar mis pechos. Y aún así decidí provocar a este viejo pervertido y seguí acariciando mis grandes tetas.
Son realmente grandes y calientes y realmente a cualquier hombre le encanta mirarlos, y todos quieren más. Y este viejo no era diferente, quería mucho más, además de ver, quería mamarlos. Y le pregunté si quería chuparme las tetas y me dijo que sí. Fui hacia él, me senté en su regazo y dejé que me mamara como un bastardo. Me chupó las tetas y yo lo estaba llamando travieso. Y el viejo me apretó el culo y dijo que no me despediría si le hacía un pequeño favor. Y vi que el anciano ya estaba en mis manos.
Yo toda caliente mostrándole las tetas al viejo y él chupándome y tomándome el culo. Luego me dijo que me quitara los pantalones e hice lo que me dijo. Muy lentamente me quité los jeans y le mostré mi enorme culo caliente. El bastardo me estaba chupando el culo y desgarrando mis diminutas bragas con sus propios dientes. Y esto, tengo que confesarlo, me emocionó mucho y pensé que sería muy agradable tener sexo con él. Y me di la vuelta y quedamos cara a cara, me besó en la boca y se sacó el pene.
Muy pequeño, pero un poco grueso, me arrodillé y chupé esa polla. El estaba sentado en su silla y yo le estaba chupando la polla con deseo. Se lamió las bolas y se tragó toda la polla haciéndolo suspirar de tanto placer. Después de eso, este pequeño bastardo me pidió que siguiera frotando mis grandes tetas en su pene. Y eso fue lo que hice, froté mis tetas calientes en la polla del cabrón y terminó excitándose aún más y me pidió que me sentara en su polla.
Y yo estaba toda traviesa sentada en su polla y él estaba sosteniendo mi trasero y besándome la espalda. Luego me puse toda caliente mostrándole mis tetas al bastardo y él estaba lamiendo el pezón de mis tetas y penetrando aún más fuerte su gran polla en mi coño. Y después de eso se acabó corriendo intensamente y yo también me corrí poco después. Como resultado, me dejaba seguir robando ya cambio teníamos sexo todos los días en su oficina. Después de juntar una buena cantidad de dinero terminé renunciando y él se quedó sin su sexo diario.
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