No recuerdo cuánto tiempo ha pasado desde que tuve mi primer encuentro con una mujer madura. Lo que sí recuerdo, sin embargo, es la sensación de excitación que sentí cuando me invitó a salir. Parecía tan madura y segura de sí misma, algo que no estaba acostumbrado a encontrar en mis contactos anteriores.
Aun así, acepté su invitación y pronto empezamos a salir juntos. Era muy atractiva y me sentía atraído por ella como nunca antes. Nuestra química era innegable, y nuestras citas no tardaron en volverse cada vez más íntimas.
Finalmente, llegó el gran momento. Fue una noche de verano en la que estábamos solos en casa. La abracé con fuerza, sintiendo su cuerpo cálido y suave contra el mío. Nuestros labios se unieron y nuestras lenguas bailaron una danza erótica que me excitaba cada vez más.
Con manos ansiosas, deslicé las mías por su cuerpo, sintiendo su suave piel bajo mis dedos. Ella gimió de placer, su respiración se aceleró mientras se entregaba a mi pasión. Nuestros cuerpos se fundieron en un ritmo cada vez más frenético y pude sentir el ardiente deseo que sentía por mí.
Entonces llegó el momento en que no tuve más remedio que dejar que el placer se apoderara de nuestros cuerpos. Nuestros gemidos resonaron en las cuatro esquinas de la habitación y pude sentir ese intenso calor en mi interior mientras ella se retorcía de placer.
Fue entonces cuando por fin alcanzó la cima del placer, y la madura mujer llegó al orgasmo conmigo. La sensación era indescriptible, y sentí cómo su cuerpo se estremecía con cada oleada de placer que sentía. Mientras ella gemía de placer, yo acariciaba su cuerpo, deleitándome con cada movimiento.
Poco después, yo también alcancé el clímax y me entregué a aquel momento de intenso placer. Cuando terminó, nos quedamos tumbados, exhaustos y satisfechos, y sentí que aquella mujer madura que alcanzaba el orgasmo conmigo era algo especial. En ese momento, supe que no se trataba de un encuentro casual, sino de algo que me marcaría para siempre.
Cuando la vi por primera vez, tuve la sensación de que tenía algo especial. Su hermoso cabello castaño caía suavemente por su espalda y sus ojos color miel me hipnotizaron. Estaba en la cama de...
LEA ESTE CUENTO"Las maduras cachondas me daban por el coño". Estas palabras resonaban constantemente en mi mente mientras estaba sentado en el sofá de mi piso. Acababa de separarme de mi ex novia y estaba muy...
LEA ESTE CUENTONunca imaginé que me liaría con una vieja gorda por sexo. Era joven, así que quería probar cosas nuevas y diferentes, pero nunca imaginé que esta nueva experiencia sería con una mujer mayor....
LEA ESTE CUENTOLlevaba mucho tiempo deseando acostarme con una mujer madura. Mi curiosidad me llevaba a buscar mujeres mayores que yo en aplicaciones de citas. Tenía 19 años cuando me enamoré de una mujer que...
LEA ESTE CUENTOEste Conto ainda não recebeu comentários