Penetré el culo de la amiga gordita de mi mujer. Fue maravilloso, porque me excitó mucho con un sexo anal muy sabroso e intenso. También fue la primera vez que penetraba a una mujer gorda. Nunca he tenido antojo de chicas gordas, pero esta era diferente, y terminé excitándome mucho. Por supuesto ella insistió mucho para que esto pasara, yo siempre traté de que no. Pero un día se desnudó frente a mí y no pude resistirme.
Mi nombre es Frederico, tengo 34 años, soy alto, mido 1,85. Como era alto, fuerte y muy guapo, me casé con Isabela. Una hermosa mujer que además es muy caliente, estoy enamorado de ella y adicto a nuestro sexo. Pero Isabela tiene una amiga que se llama Joana. Ella es morena, bajita y gorda, tiene grandes tetas y un culo muy grande también. Ella está enamorada de mí, quiere tener sexo conmigo todo el tiempo.
Un día no aguanté y se lo dije a mi mujer, Joana dijo que todo era mentira y volvieron a ser amigas. Pero había funcionado, dejó de intentar tener sexo conmigo. Pero un día me estaba duchando y esta perra entró en mi habitación y abrió la puerta del baño. Estaba completamente desnuda, y pude ver que a pesar de que estaba gorda, estaba muy caliente. Mi esposa estaba en el trabajo y la perra dijo que le robó la llave.
El día anterior, recuerdo que mi esposa y yo pasamos toda la noche buscando su llave. Pensamos que lo habíamos perdido, pero su amiga lo había robado. En ese momento cuando entró mi pene empezó a ponerse duro, le dije que se fuera, pero ya era tarde, mi polla ya estaba muy dura y Joana traviesa llegó acariciándola. Temiendo que me arrepienta, inmediatamente se arrodilló y comenzó a chupar mi pene, excitándome por completo.
Esta gordita traviesa me estaba chupando demasiado caliente, luego comenzó a frotar sus tetas calientes en mi pene. Estaba locamente cachondo, acostumbrado a follar con una mujer hermosa, estaba con ese gordo bastardo que me excitaba mucho. Se levantó y me llevó a la cama donde se puso a cuatro patas con su bonito culo caliente al aire. Entonces comencé a penetrar el coño travieso dejándola muy feliz y muy excitada.
Empecé a abofetear su gran trasero con fuerza y ella gimió pidiéndome que la golpeara más. Luego dijo que quería un pene en su culo, estaba loco de córnea. Mi esposa es hermosa, pero llena de frescura, no le gusta el sexo anal, y su amigo pidiendo penetrar su culo me excitó mucho. Penetré con fuerza y le estaba pegando a la traviesa, le dejé el culo todo lastimado pero la traviesa quedó muy satisfecha. Fue un anal intenso y después de ese día empezaron a visitarme las guarras todo el tiempo y hoy soy adicta a las gordas guarras.
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