Mi nombre es Bárbara, tengo 20 años y les voy a contar cómo terminé teniendo sexo en el metro. Trabajo en una tienda de ropa, gano poco dinero y tengo que trabajar la mayoría de los días para pagar las cuentas. Más aún en esta crisis las cosas se están poniendo cada vez más difíciles. Y terminé teniendo sexo en el metro con un viejo pervertido que me dio buen dinero.
Iba en el metro como de costumbre rumbo a casa después de un agotador día de trabajo. Y a esa hora el metro está prácticamente vacío, porque espero que me den el horario de movimiento para salir. Porque odio el metro abarrotado lleno de gente haciendo ruido en mi cabeza. Así que prefiero esperar 1 hora en la parada de autobús para tomar el auto muy vacío, y siempre tomo el último.
Y ese día estaba más vacío que de costumbre y, sin embargo, un anciano se sentó a mi lado. Me resultaba extraño, porque había varios asientos vacíos. Y no necesitaba estar sentado a mi lado. Y él todavía estaba conversando conmigo, pero yo no estaba allí para la conversación. El viejo bastardo abre su billetera y saca 500 dólares y me los muestra.
Ya estaba abierto a ver todo ese dinero, mucho más de 3 meses de mi salario. E incluso dijo que todo este dinero podría ser mío. Si realicé un fetiche que tenía. Le pregunté qué y me dijo que era tener sexo en el metro. Le dije que estaba loco y sacó más dinero de su billetera. Y tiró en mi mano exactamente 750 dólares.
Estuve reteniendo estos $750 durante unos 5 minutos y luego acepté la oferta. Le dije que había un baño en el metro y que podíamos ir allí. Dijo que tendría que estar ahí mismo, ya que era parte del fetiche. Y tuve que aceptarlo, porque no podía perder ese dinero fácil. Y como era tan viejo no duraría mucho jodiéndome.
Y ese día estaba en minifalda, y allí iba a ser aún más fácil follar. Empecé a sacar su pene fláccido. Me estaba acariciando, miré a mi alrededor, no había nadie. Así que discretamente comencé a chuparle el pene al viejo bastardo. Daría como 5 mamadas y pararía a ver si llegaba alguien. Y entonces lentamente amamanté ese pene.
En este punto, el viejo no se estaba poniendo muy duro y estaba listo para tener sexo conmigo en el metro. Dijo que quería poner su mano en mi coño. Lo dejé y él vino tocándola. Levanté un poco mi falda y dejé que metiera su dedo en mi coño y mis tetas. Estaba muy feliz y dijo que quería follarme caliente allí mismo.
Y me senté en su regazo y comencé a rodar muy bien. Y se estaba emocionando, apretando mi trasero mientras me sentaba. Hasta que vino y me untó con semen. Y así terminamos el sexo en el metro y me fui a casa con el bolsillo lleno de dinero.
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