Penetré el culo de la directora de la escuela. Una auténtica locura, algo que no ocurre todos los días. Pero sucedió, eso es porque cada día me acercaba más a Verónica, la directora de la escuela donde estudio. Como mi madre es maestra, Verónica siempre va a mi casa porque son muy amables y termino acercándome a ella. El caso es que crecí y cuando tenía 18 años y el último año de la escuela, terminó pasando esto.
Un día Verónica vino a mi casa, lloraba mucho, quería hablar con mi mamá pero ella no estaba. Pero le pedí que pasara, se sentó en el sofá y le di un poco de agua para que se calmara. Le pregunté qué había pasado y ella no quiso decirme al principio. Pero después de insistir un poco me dijo que había pillado a su marido engañándola. Pero para colmo, no fue con una mujer, sino con una joven de 19 años que vive cerca de ellos.
Me dijo que los sacó a los dos de su cuarto, se peleó mucho y vino aquí porque mi mamá es muy amiga de ella. Me quedé allí enojado con su esposo porque Veronica es una mujer madura de 43 años todavía muy encantadora, como su esposo había hecho esto, solo podía pensar en cómo podría follarme a Veronica después de que esto sucedió. Pensé que era el momento ideal para probar algo y decidí actuar.
Volví a preguntar cómo era la joven y me dijo que era muy hermosa y joven y que su marido estaba enamorado de ella. En ese momento la miré y le pregunté si aceptaba esto o pagaba con la misma moneda. Estaba paralizada y dijo que no había forma de que pudiera hacer eso porque nadie la quería. En ese momento la besé en la boca, ella trató de zafarse, pero como soy más fuerte la sostuve entre sus brazos y seguí besándola.
La traviesa se entregó a mí después de los besos y por supuesto, después de ser cambiada por una jovencita. Me preguntó si mi mamá llegaría tarde y le dije que sí, se sacó los senos. Y que pechos, grandes y redondos, se los chupé y ya le metí el pene en la boca y me demostró que sabía hacer un sexo oral muy rico. Entonces ya estábamos desnudos y nos acostamos y ella estaba tomando el pene en su coñito caliente. Acostado de lado, sostuve sus pechos y fui penetrando su delicioso coño. Ella se emocionó y comenzó a sentarse en mi polla.
De repente, su coño se puso muy apretado, y ella estaba sentada de buena gana y lo encontraba demasiado sabroso. Luego fui a meterle el dedo en el culo, pero entonces me encontré con una sorpresa, mi pene ya estaba dentro. Y yo estaba penetrando el culo de mi directora y a ella le encantaba. Todavía la tomé a cuatro patas y terminé corriéndome en su culo caliente y le gustó mucho. La traviesa también se lo pasó bien y nos quedamos tirados hablando de la vida. Luego se fue, más tranquila, y hoy en día se separó de su esposo pendejo y de vez en cuando me llama a su casa.
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