Siempre que mi mamá bebe demasiado tequila se sienta en mi pene. Le pedí que no, pero ella siempre insiste, y ahora aún sin beber tequila quiere tener sexo conmigo. Y no me puedo resistir porque mi madre es una mujer de 45 años todavía muy sexy. Tiene unas tetas grandes y bonitas que me encanta chupar, y su coño está afeitado, perfecto y apretado.
Entonces es difícil negarse a tener sexo con esta mujer, como mi padre no siempre puede tener sexo con ella, la mujer traviesa me busca. Como soy joven y lleno de energía, puedo satisfacerla y darle lo que quiere. Mucho pene en su coñito caliente, y así terminamos practicando el incesto todos los fines de semana. Siempre que mi papá va a pescar con sus amigos los sábados, paso todo el día teniendo sexo con mi mamá y bebiendo tequila. Es nuestro hobby y lo disfrutamos mucho.
Así que les voy a contar sobre el primer día que mi madre decidió sentarse en mi pene. Y terminé yéndome porque me apasiona mucho su coñito perfecto. Como dije, es muy apretado y suave, realmente uno de los coños más hermosos que he visto y experimentado. Mi madre es una mujer con la que a todo hombre le gustaría tener unos minutos de placer. Y les cuento como pasó, fue aquí en casa, en la sala, estaba viendo la tele, viendo una película de acción y tuve que dejar de ver la película para practicar el incesto con mi madre.
Los sábados le gusta ir de copas con sus amigos, porque ese día a mi padre le gusta ir de pesca con sus amigos. Como trabaja todo el día de lunes a viernes, le gusta tomarse un descanso del trabajo y de la familia también, por lo que siempre va a pescar con sus amigos y regresa solo los domingos por la noche. Así mi madre está sin sexo y para divertirse sale con sus amigas. A veces conoce a otros hombres y tiene sexo con ellos, pero ese día parece que no tenía pretendientes y llegó a casa con muchas ganas de tener sexo.
Estaba casi dormido cuando llegó toda feliz y sonriente, me desperté y de repente estaba sentada a mi lado sosteniendo mi pene. Y ella dijo que lo deseaba mucho, yo tenía miedo, le pedí que se detuviera, pero no se detuvo, todo lo contrario. En vez de seguir con la mano, quiso seguir con la boca y empezó a chuparme el pene. Y no pude negarme más porque hacía demasiado calor, una mamada un sábado por la mañana, estaba demasiado bien y no la detendría para que siguiera.
Y después de chuparme el pene se quitó el vestido y eso me emocionó mucho. Porque vi sus grandes y perfectas tetas, así que la dejé sentarse en mi pene. Le estaba chupando los pechos sin poder creer que me estaba follando a mi propia madre. Mientras le chupaba los pechos ella se sentaba intensamente sobre mi pene, me pedía que le pegara en el culo, le tirase del pelo y así siguió sentada. Terminamos yendo a su habitación y allí seguí penetrando el coñito de la traviesa, solo paré cuando ella se corrió intensamente y me dejó correrme en su coñito. Después de esa noche loca, todos los cabrones practican el incesto.
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