Tuve sexo con un camarero a escondidas de mi esposo y fue demasiado sabroso. Mi nombre es Bruna y esta historia es muy emocionante y te hará mucha ilusión o ilusión. Porque es una historia de sexo rápido, traición y muchos orgasmos sabrosos. Además, mucha emoción desde que tuve sexo con un mesero travieso en un cuartito oscuro en la casa del mejor amigo de mi esposo. Era un cuartito donde se guardaban escobas y utensilios de limpieza para la casa. Está en la parte de atrás de la casa y casi nadie va allí excepto los sirvientes.
Pero esa noche ningún empleado vino a molestarnos. Esa noche fue muy especial, era la fiesta de cumpleaños número 49 de Sebastián, un gran amigo de mi esposo y familia. Como es muy rico, hizo una hermosa fiesta en su enorme casa, y había muchos meseros sirviendo vino y buena comida. Fue allí donde conocí a Antony, un maravilloso joven de apenas 24 años, era uno de los camareros. Y desde la primera vez que vi a este joven no pude dejar de quitarle los ojos de encima. Así él tampoco me quitaría los ojos de encima.
Antony comenzó a enfocarse en la mesa donde estaba yo con mi esposo y sus amigos. Venía todo el tiempo y a veces me tocaba, en un momento le dije a mi esposo que iba al baño y seguí a este guapo mesero. Y discretamente hablamos un rato en el pasillo de la casa y me dijo que si yo quería hacer algo más que hablar estaría disponible. Como siempre frecuentaba esta casa, sabía de la existencia de este cuartito.
Le dije a Antony que esperara ahí, volví a la mesa de mi esposo y le dije que iba a tener que volver al baño. Dije que mi maquillaje no era como lo quería, así que trataría de arreglarlo en el baño. Le di un beso a mi amado esposo, lo dejé hablando con sus amigos y entré en esta pequeña habitación oscura en la parte trasera de la casa. Cuando llegué encendí la luz y allí estaba Antonio sin camisa y con el pene bien duro. Me emocioné mucho y empezamos a besarnos intensamente.
El cabrón me estaba sacando los pechos y empezó a chuparlos con ganas. Luego con mucho cuidado levanté la parte de abajo de mi vestido y se volvió loco al ver el tamaño de mi trasero. Por suerte tenía puesto un vestido corto, así que fue fácil subirlo para no tener que quitármelo todo y ensuciarme el cabello. No habría tiempo de volver a arreglarme porque me tiraría al camarero y tendría que volver rápidamente para que mi marido no sospechara nada.
Levanté mi culo y Antonio rasgó mis bragas agresivamente y fue penetrando su enorme pene dentro de mi coño. Empecé a gemir fuerte, el estéreo estaba encendido y nadie me escuchaba. El joven camarero me ahorcaría y me pegaría muy fuerte en el culo mientras penetraba intensamente en mi coño. Luego se acostó en el suelo y comencé a rodar sobre su pene y se corrió en mi coño. Yo también lo pasé bien, hicimos aseo y después cada uno se fue a su sitio. Pero el otro día fui a un motel con Antony y ese día me folló el culo.
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