Tuve sexo en el establo con el empleado de mi esposo

Tuve sexo en el establo con el empleado de mi marido. Mi nombre es Samantha, tengo 29 años y vivo en el interior de Guadalajara en una finca grande propiedad de mi esposo. Trabaja con plantaciones y ganado para sacrificio. Y con eso termina ganando mucho dinero, y como tiene mucho dinero terminé casándome con él. Realmente fue por interés, es un hombre amable, cariñoso, pero tiene 56 años. Tiene la misma edad que mi papá y no puede tener sexo por mucho tiempo.

Siempre dura solo 5 minutos teniendo sexo, y al mismo tiempo se queda dormido diciendo que está cansado. De esa manera no puedo satisfacerme sexualmente, y me estaba poniendo nerviosa y triste. Porque terminé arrepintiéndome de estar con él, no tenía sentido ser rica y no tener buen sexo. Así aparece Lourenzo en la historia, es un moreno caliente que trabaja para mi esposo. Él ayuda a cuidar la finca y mi esposo confía mucho en él.

Acabé acercándome cada día más a Lourenzo, y empezó a gustarle. Hasta que un día no pudimos resistirnos y terminé teniendo sexo con él. En medio del establo donde duermen los caballos, fue por impulso. Pero tuve el mejor orgasmo de mi vida, follándome a este hombre y haciéndome tan feliz. Solo tiene 22 años, es muy caliente y me hizo muy feliz ese día. Y me ha estado haciendo feliz, casi todos los días me folla el coño.

Tuve sexo en el establo con el empleado de mi esposo

Y les estaré contando sobre el primer momento que tuve sexo con este hombre. Mi marido se había ido de viaje, y yo iba a estar sola 2 días y le pidió a Lourenzo que me vigilara por si necesitaba algo. Eran como las 3 de la tarde, Lourenzo estaba cuidando los caballos, estaba sin camisa y yo acababa de entrar a buscar mi caballo. Me quedé paralizado mirándolo así, sin camisa, sonoro y todo caliente, y terminé sin resistirme.

Me acerqué por detrás y abracé a Lourenzo, bajé las manos y agarré su pene caliente. Esto lo excitó, sentí que se le aceleraba la respiración, le saqué el pene y me dijo que no podía. Sostuvo el pene y lo saqué de nuevo y comencé a chuparlo. El cabrón se volvió loco de lujuria, me levanté y me tiró en medio del heno de los caballos y empezó a quitarme la ropa. Me emocioné mucho, más aún cuando empezó a chuparme el coño. Después de eso me abrió las piernas y fue penetrando su pene con fuerza.

Me mojé toda con ese enorme pene entrando en mi coño. Me senté bien en la polla del joven Gonzalo, él tomó mis pechos, los metió en su boca y yo gemía y me sentaba en su pene. También metió sus dedos en mi culo mientras penetraba mi coño con todas sus fuerzas. Terminé corriéndome demasiado caliente con su enorme pene entrando, aún tuve que soportar que penetrara fuerte hasta correrme también. Ese mismo día me visitó en mi habitación y me folló aún más.