Salí con un viejo rico y me lastimó el culo con su enorme y muy grueso pene. Me llamo Marilia, tengo 25 años, estoy saliendo con Roberto, un chico de mi edad y lo quiero mucho, estábamos a punto de casarnos. Y un día acabé haciendo algo que nunca había hecho, traicioné a mi novio al que conocía desde la infancia. Lo hice porque acabé teniendo una oferta que no podía rechazar y no pude resistirme. Un viejo muy rico de mi pueblo, el señor Matías me dio una buena cantidad de dinero a cambio de una noche de sexo anal.
Y no pude resistirme, porque este viejo cabrón me ofreció 2.500 dólares a cambio de toda una noche de sexo. Como mi ciudad es muy pequeña y soy una de las mujeres más bellas del mundo, acabo llamando la atención de todos los hombres. Especialmente Matías, el viejo agricultor más rico de nuestro pueblo, y que siempre está pagando a las jóvenes por sexo intenso.
Siempre juzgué a estas chicas por vender sus cuerpos. Pero cuando me dio este dinero no pude resistirme. Yo trabajo en una zapatería y Matías llegó ese día todo contento, yo estaba solo en ese momento y aprovechó para hacerme esta oferta. Me negué, pero cuando sacó el montón de billetes de 100 dólares me emocioné y acepté su oferta.
Y luego tomé el dinero y cerré la tienda porque quería tener sexo allí. Y por ese dinero estaba dispuesto y por eso cerré las puertas y me quedé a solas con el cabrón. Le cogí de las manos y le llevé al despacho donde había un gran sofá para que estuviéramos más cómodos. E incluso me dijo que me daría mucho más dinero.
Empecé a besar la boca del bribón y a quitarme la ropa. Y me chupaba los pechos mientras me llamaba traviesa. Y me chupó mis grandes pechos, poniéndome muy cachonda. Y yo le agarraba la polla y hacía caricias dejando al cabrón muy excitado. Y después de eso fue haciendo caricias en mi coño y empezó a chuparlo dejándome loca de lujuria.
Luego estaba a cuatro patas y él me besaba el culo y lo chupaba con facilidad. Y entonces su polla estaba entrando en mi coño y luego dentro de mi culo. Gemí intensamente y aquella enorme y gruesa polla entraba cada vez más fuerte dentro de mi culo. Y el cabrón acabó corriéndose intensamente y dejándome el culo abierto y sucio de semen.
Dejé que mi madrastra me la chupara en el coche y acabé disfrutando de lo sabroso de su boca. Realmente fue un momento de locura el que terminamos teniendo, pero no me arrepiento ni un poco de haber...
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