Engañé a mi esposo y me senté en el pene de mi dentista. Fue realmente una locura y realmente disfruté esta experiencia. Ya engañé a mi marido un par de veces, porque sé que él también me engaña a mí. Entonces, como tampoco soy muggle, terminé haciendo esto. Y siempre que puedo y tengo esa oportunidad, termino teniendo sexo con otros hombres. Al igual que con Filipe, es mi dentista, un moreno fuerte y muy guapo. Muy guapo y muy rico, el hombre que toda mujer quiere.
El único problema es que él ya tiene esposa y yo ya tengo esposo. Pero después de ir un par de veces a su oficina, ya no podíamos ocultar el deseo que sentíamos el uno por el otro. Y esta historia que tuve empezó así, empecé a ir a este dentista nuevo, es muy simpático, y como el pueblo aquí es pequeño todos conocen a todos. Y luego está el tema de que ni él ni yo estábamos satisfechos con la relación.
Mi marido, siempre cansado, ni siquiera me penetró con fuerza, me elogió más. Incluso besando, había días en que no besaba en la boca, y mi dentista pasó por lo mismo. El doctor Filipe también ya no amaba a su pareja y yo aparecí en su vida y pensó que eso podía ser una señal. Y ese deseo me pegó desde la primera cita que tuve con él. Hasta que un día estábamos hablando y me miraba los dientes, sentí que su pene se ponía duro, miré en sus pantalones y lo vi palpitar y eso me emocionó.
Le pregunté qué lo emocionaba tanto que tenía una erección durante las horas de trabajo. Estaba todo avergonzado y dijo que era yo, que tenía una atracción muy fuerte por mí. Terminé emocionándome aún más cuando dijo eso, nos estábamos mirando y terminé besándolo en la boca. Me agarró y me llevó a su mesa donde me levanté y abrí las piernas. Como lo había estado molestando durante días, fui en una falda corta para esta última cita.
Me levantó la falda, puso mis bragas a un lado y comenzó a chuparme muy sabroso. Me miraba y me chupaba el coño intensamente excitándome mucho. Luego comenzó a penetrar su pene, me lancé a sus brazos y él estaba sosteniendo mis piernas con fuerza y penetrando muy fuerte mi coño. Me puse a cuatro patas en su silla, levanté el culo dejándolo todo arriba y el cabrón se corrió duro.
Estaba penetrando mi coño de buena gana, agarrando mi cintura y diciendo que estaba loco por mí. Cambié de posición, él se sentó en la silla y yo me senté en su regazo. Intercambiábamos caricias, besos y declaraciones de amor mientras yo me sentaba sobre su pene y hacía que se corriera sabroso dentro de mí. También tuve un orgasmo muy intenso y ahora estoy esperando la fecha de la próxima cita, que será la próxima semana y les cuento todo aquí sobre cómo me fue nuevamente.
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