Mi profe guapa se sentó caliente en mi pene y confieso que me encantó esta maravillosa experiencia. Te contaré cada una de estas historias en las que dejé que esta mujer traviesa con el culo grande se sentara caliente encima de mi pene. Fue un día muy excitante e intenso, donde me corrí mucho en ese chochito rosa de mi preciosa profe llamada Rita, es una rubia de 35 años muy encantadora. Ella está casada, pero creo que su esposo no está haciendo su tarea.
De esa manera tuve que ayudarla ya que no podía mantener la calma al verla triste. Sobre todo porque ella me estaba ayudando a estudiar para pasar el año en su materia, que es muy difícil. No me va bien en inglés, ni en Lingua Mexicana, eso de aprender otro idioma, reglas gramaticales. Esto no me conviene, sobre todo porque ni siquiera me gusta estudiar, lo hago por obligación. Mi nombre es Murilo, tengo 18 años y tuve que volver a la escuela.
Yo era parte de un cartel y terminé siendo arrestado, pero los abogados de mis padres me sacaron de la cárcel y parte de mi sentencia fue volver a la escuela. Y fue entonces cuando conocí a Rita, esta maestra encantadora que me emocionó tanto. Terminé sin poder resistir el deseo, ella tampoco y así terminamos teniendo sexo muy caliente e intenso. Todo sucedió en su casa, como tenía dificultad con sus materias dijo que me daría clases particulares.
Fui a su casa y empezamos las clases, después de 2 meses nos acercamos más y más. Entonces un día ella estaba muy triste, le pregunté qué había pasado y me dijo que su esposo no la estaba tratando bien. La abracé y en el calor del momento que no pude resistir, la besé en la boca. Y a ella le gustó, nos besamos intensamente y como me voy formando en las calles ya he ido recogiendo sus enormes pechos y desgarrando su ropa. La dejé sorprendida y completamente desnuda.
Entonces he estado chupando sus pechos y ella sin decir una palabra. Estaba chupando intensamente y ya sacando mi enorme pene de mis pantalones y penetrando agresivamente dentro de su caliente y húmedo coño. La rubia se excitó demasiado y se arrojó a mis brazos y me dijo que la penetrara más y más fuerte. Follamos intensamente en el sofá del salón, luego la tiré al suelo donde estábamos de costado, ella también se puso a cuatro patas y le di varias cachetadas.
Pero lo que más le gustaba era sentarse voluntariamente encima de mi pene. Y penetre con fuerza a esta traviesa dejándola sumamente excitada. Mi pene estaba entrando con fuerza y ella lo estaba disfrutando porque habían pasado días desde que había tenido sexo tan caliente como ese. Después de ese día nos hicimos amantes y me empezó a gustar. Un día incluso amenacé a su esposo y después de eso él pidió el divorcio y se mudó a otra ciudad. Y hoy mi maestra es más feliz y siempre está sexualmente satisfecha.
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